Chinpún
Llevo un tiempo sabiendo que tengo que escribir en este pequeño espacio reservado, pero nunca me decido a hacerlo.
Es evidente que ya no estoy mosqueda, que desde lunes ha llovido mucho. Y eso a pesar de haberme enterado de la mentira, y posterior desplante, de una amiga; de haber recibido una serie de invitaciones a cada cual más particular y que en otros momentos de mi vida me habrían sulfurado; de haber tenido una semana bastante movidita en lo laboral y, sobre todo, de haberme enterado de cómo termina la 9ª temporada de Friends sin haberla visto.
Pero da igual, porque la semana ha tenido sus cosas buenas. Muchas, diría yo. Una tarde de compras que se alarga hasta la madrugada en una estupenda compañía y con bajada a las Cuevas de mi adolescencia (cuanto tiempo sin ir por allí...). Conversaciones telefónicas y vía mail que hacen recordar antiguas constumbres echadas en falta. Reunión (corta, que había que dormir) de athechuzos casi improvisada. Noche de Cabaret inesperada y, completamente deliciosa. Y hoy, una comida llena de risas y chinpunes.
Sigo teniendo en mi estantería demasiados libros por leer, y demasiada música por escuchar. Demasiadas películas por ver, que esperan pacientes su momento. Y demasiado polvo que quitar a mi casa. Pero este fin de semana tampoco será su momento. Hoy, boda. Mañana, cumpleaños. El domingo, inauguración de una nueva franquicia athechuzil.
Los mareos desaparecieron, el hambre se controló y sigo perdiendo peso (no tanto como antes, afortunadamente). Florence se perfila como alguien muy interesante, pero complicado, un reto. la sonrisa, el alcohol, o quizás el quererme un poco más, me permiten enfrentarme al objetivo fotográfico de amigos sin taparme la cara. Bueno, sólo algunas veces. Almansa y Mendoza me siguen esperando, pero mi ética y mi oficio han ganado en este tiempo.
Veo a la gente sonreír a mi alrededor, y sonrío. Y algunas se alegran mucho cuando me ven esa cara de tonta que se me pone a veces. No hay flores en casa (no sabría dónde ponerlas), pero este mes ha descubierto una luz especial. Dublín sigue a lo lejos, pero ilusiona tener un proyecto así. E Ibiza será genial en octubre, cuando haya menos turistas y menos sol. mientras, algunos hoteles se hacen francamente apetecibles, y la posibilidad de huir en un par de fines de semana me alegra el ánimo.
Sí, ya es primavera en el Blog de Tindriel. Chinpún.
viernes, 7 de mayo de 2004
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