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martes, 27 de mayo de 2003

18.13 Cambios Realmente me parece que mi vida está llegando a uno de esos puntos del camino en el que debes pararte un rato, contemplar lo andado, escudriñar el horizonte y decidir qué camino debes seguir. Y es que hay momentos en la vida en que pareces necesitar que todo empiece a cambiar. Pero con la experiencia que da lo vivido (que no exclusivamente los años) sabes que sin provocación previa las cosas no varían un ápice. Poco a poco tu existencia se ha instalado en una rutina que sólo tú puedes romper, y que hará cambiar al resto. Me gustaría pensar que eso es exactamente lo que ocurre en mi vida hoy mismo. Pero sería mentirme. Si hay cosas que van mal y que son producto de una mal llevada rutina. Pero hay otras, muy importantes, que por desgracia no voy a poder cambiar “tan” fácilmente, porque no dependen en absoluto de mí. Un ejemplo de las primeras es mi situación laboral. Nada se parece menos al periodismo que lo que hago ahora, o lo que voy a hacer en las próximas semanas. Si antes ya empezaba a ver a través de la niebla de la ingenuidad, desde el domingo lo tengo todo limpio y cristalino como el agua. Soy el ser más prescindible de la redacción. Tanto que, cuando se produzca la baja maternal de una compañera no seré yo (sin contrato) quien la cubra, si no que otra compañera deberá compaginar su trabajo y el de la futura mamá. Es decir, como si no hubiera más gente en la redacción. Como si yo no existiera. Lo peor es que la decisión se ha tomado, como es normal, con el beneplácito de aquella persona que me prometía que se preocupaba por mí, mi director. Y con el desconocimiento de mis dos compañeras, que están igual de dolidas que yo. Bueno, algo menos como es normal. Así que aquí estoy, buscando trabajo (ya casi de lo que sea) mientras planeo cómo trabajar lo justo. Y a la vez que trato de reordenar mis ideales de futuro, a la vista de las últimas noticias que sobre él he recibido (ejemplo del segundo tipo de cuestiones que hay que cambiar). Pero no sé por dónde empezar. Necesito sentarme y ordenar las mil ideas que recorren mi ya atestada cabecita. Una de las ideas que más tiempo lleva dando vueltas es la de cerrar este blog. Tengo que reconocer que tiene un punto de desahogo que viene muy bien, pero a veces se convierte en una carga (cuando pienso “tengo que actualizar el blog que llevo más de una semana...”). Otras, me encuentro demasiado pendiente de las estadísticas o los comentarios, y no me gusta, porque la idea del blog era la de poder poner mis ideas en orden; usarlo de “pensadero”; transmitir inquietudes a aquellos amigos que quisieran leerlas... Pero no volverme “esclava” de él. Así pues, quizás esta sea la última entrada. O quizás no. Lo que sí creo es que estaré un tiempo alejada de él, mientras decido qué camino tomar. A fin de cuentas, de todos las cosas que debo cambiar ésta, el blog, es la menos importante, y la que menos prisa corre.

lunes, 26 de mayo de 2003

03.16 Hasta l@s... Creo que llevo una de las peores semanas de mi existencia. Sin ninguna duda. Y para rematarla son más de las 3 de la mañana y sigo trabajando. Bueno, en realidad sigo en mi mesa, pero hace tiempo que no puedo hacer nada, ni irme a casa. Solo me queda el consuelo de que, teóricamente, cerramos en menos de media hora. Luego, a casita, y hasta el martes. Sí, finalmente mañana (hoy en realidad) no trabajo. Pero como nada puede ser hermoso del todo, a partir de las 9 de la mañana los simpáticos trabajadores que arreglan/cambian/o muelen a martillazos la caldera de mi edificio me despertarán sin remisión. Es lo que tiene vivir donde vivo... Y poco más. No tengo ganas de hablar de nada, estoy demasiado cansada. Las palabras las gasté con A y con mi madre; las lágrimas, con una obra de teatro maravillosa "Hoy, el diario de Adán y Eva de Mark Twain". Muy, muy recomendable. Quizás de lo mejor de la semana. Y me despido ya. Cansada, harta de los políticos, de los resultados y los discursos. Cansada también de que las cosas no les vayan mejor a los que quiero. Y triste. Pero de eso no quiero hablar.

martes, 13 de mayo de 2003

16.52 Nada sale como lo planeas Es cierto. Casi nunca las cosas son como te gustaría, pero si bien hay veces que eso me enfurece, otras, simplemente, me da igual. Ahora, por fortuna, estoy en esa etapa. A ha vuelto, y aunque le he echado de menos nuestra primera conversación telefónica con él de vuelta no fue lo que me hubiera gustado, la verdad. Odio discutir, y más si es con él. En fin, espero que esta tarde todo sea distinto. Pero aún así, no consigo que me importe demasiado si hemos discutido o no. Por lo demás, como siempre. Bueno, o casi. La semana pasada estuve tres días de baja (si es que se puede llamar así), pero ya estoy bien, o casi. La picadira arácnida que, por desgracia no me ha convertido en un superhéroe, también evoluciona favorablemente. Lástima que no pueda decir lo mismo del asma y la alergia, aunque los ataques me den motivos para estar alegre por no seguir fumando (ya llevo más de un mes). Y hoy me han regalado un libro genial, El libro de la bola de cristal, escrito por quien dirigió el programa infantil que con más nostalgia recordamos todos. Trata de recuperar la memoria de aquellos que lo hicieron posible, contando anécdotas, opiniones... Recoge incluso algún guión de programa, profético aquel en el que Pablo Carbonell encarnaba al ideal norteamericano con Mr. Copyright. No recordaba yo la sección de Desenseñar a desaprender cómo se deshacen las cosas, los términos como galvanopláztico y las expresiones de la bruja Avería como Por Saticón, Orticón y Plumbicón. Y me despido ya con una de las enseñanzas de aquel programa: Tienes quince segundos para imaginar; si no se te ha ocurrido nada, a lo mejor deberías ver menos la tele

lunes, 5 de mayo de 2003

13.26 Dibuja, recorta y colorea Estupendo puente este del primero de mayo. 4 días de vacaciones, tres de ellos sola en mi casa, con muchos planes y proyectos para pasarlo bien, aunque al final cumpliera muy pocos. El miércoles, después de mucho jaleo en el curro, conseguí salir a la hora prevista, comprar el mueble e ir al cine. La película, buena, aunque el libro es mucho mejor, y los diálogos quedan mejor escritos que recitados. Lo mejor, poder decirle a A. "este es el acento que tienes cuando vuelves de casa", y reirnos por ello. Luego, partidas de billar. Muchas y muy rápidas. Demostrar que, a mi forma, yo también soy buena en eso; aunque no sepa explicar por qué. La demostración, en la última partida, o ver cómo se atrevía a arrodillarse en el suelo del bar, de moqueta y asqueroso. Caminata hasta casa y pies agotados, presagio de lo que sería. Despertar descansada, no hacer nada. Leer, comer, esperar a que A llegue a mi casa para llevarme a robar el coche de mi madre. Despedida llena de abrazos. Luego, camino al futuro: X-Men2 en el Kinépolis. Mensaje en el contestador del móvil de mi madre: "hola soy yo, que te he robado el coche porque no sé dónde está el mío. Te lo devolveré el sábado. Un beso". Estupenda compañía, e impagable el asistir a su primera vez en la sala 25. Acción y emoción hasta el final. Conclusión: mejor que la primera. Luego ir a casa de Athe, ¡¡¡salir a cenar al chino!!! y vuelta para tomar una copa. Después de una buena conversación, una buena película, así que Harry Potter y la cámara de los secretos. Ah, y poner a bajarse en el emule la recién vista de los mutantes. Viernes, nada reseñable. Bueno, sí, el detalle de Athe de comprarme el periódico (eres un cielo). Lástima que me lo dejara en su casa y tuviera que comprar otro... El sábado, paliza a caminar. Comprar telas junto a Athe, todo un número. El "diálogo tipo" podría resumirse en: Yo: -También quería de esta tela... Vendedor: -¿Cuánto? Yo: -No sé, es para un vestido. Vendedor: -¿Cómo es el vestido? Yo: -No sé, que te lo explique él (señalando a Athe). Evidentemente, Athe lo explicaba perfectamente y el señor calculaba. Luego comida en el Vip's (mis pies....), más paseos, yo con falda (¡¡he adelgazado!!) y Athe con sobredosis de chicas de Dolira en falda, café en el Laberinto con Urban. Un gusto volver a verla, lástima que estuviera agotada y no pudiera quedarme más que a un zumo. Otra vez será, lo prometo. Llamada de Silvia. Toda la tarde en su casa, viendo al Papa (¿se le puede llamar "santidad" aunque no sea santo?), y para rematar peli de Almodóvar (como debe ser...). Casa, cama y sueño. Domingo tranquilo. A las 7 en Plaza Elíptica con Athe. Camino de casa de R y J le pongo al día del menú: tortitas con nata. Al final están estupendas, como todo lo que cocina J hay que decir, y por primera vez en muuuuucho tiempo puedo tomarlas con sirope de caramelo...hummm...como me gusta no ser alérgica. Bueno, o no mucho, que luego me dio un ataque de asma. Y después de la merienda, el trabajo. Cadena de montaje: R dibuja, J y Athe recortan y yo coloreo. Muy muy divertido, sobre todo los calcetines verdes con lunares naranjas. Mientras, intercambio de recuerdos de la edad escolar. Terrible aquello de que lo más interesante de la clase fuera la foto de Franco (por lo del marco con filigranas). Eso sí, sigo pensando que era más divertido extender las ceras con los dedos... En definitiva un buen fin de semana, aunque no cumpliera casi ninguno de los proyectos. Teletipos: -He recuperado una amiga/contacto que se había mudado al País Vasco. Ha vuelto, y de lo primero que ha hecho ha sido invitarme al teatro, a una obra "de las que tú disfrutas'. La verdad es que el argumento me interesa, sí. -El diseño de la página sigue adelante, aunque claro, éste no ha sido un buen fin de semana para él. -Hoy toca ir a comprar un DVD (¿o me llevará Athe otro día?) y ver 24 en casa de Silvia y Juan. - Mañana cumpliré u mes sin fumar, me siento muy orgullosa, no pensé que podría, la verdad. Gracias a A que me ha ayudado a sacar la fuerza de voluntad de su letargo, y los deseos de dejar de fumar del rincón de la memoria, con sus charlas tipo padre. Si no hubieses insistido tanto quizás no me habría animado. Y también por explicarme en qué radicaba la diferencia entre fumadora y no fumadora contigo; impagables e indescriptibles los gestos que usaste para ello. Gracias también a los que me habéis apoyado y animado desde el principio, y a los que me habéis negado cigarros cuando, medio en broma, os los he pedido. Sois los mejores. -El jueves, por fin, ver la exposición de Vermeer en el Prado (gracias papi por tener amigos donde se debe) que ya temía yo que me quedaba sin conocerla... -Y, durante toda la semana, intentar no echar mucho de menos a A, que es difícil, pero que con el Condado de Dolira se hace más llevadero. Menos mal que nos conocemos y sé cuándo debo esperar una llamada...