<$BlogMetaData$>

viernes, 31 de enero de 2003

22.18 Athenethor Hay veces en la vida en que tienes la suerte de encontrarte gente buena por el camino. Gente de la que puedes afirmar, sin asomo de duda, que es "una buena persona". Como norma general se les distingue a primera vista, aunque a veces necesitan un tiempo para salir del cascarón. En cualquier caso, cada día te sorprenden con una nueva muestra de ese gran corazón que alguien les dio. O que han ido forjando con el tiempo. Suelen ser generosos, desprendidos con todo lo que tienen. No sólo lo material, sino también con el cariño, las alegrías, las penas, la comprensión, la amistad. Tienen una sorprendente capacidad para amar, tanto a los que están muy cerca como a los que acaban de llegar a su lado. No les importa hacer favores, aunque éstos trastoquen sus planes. Con ellos al lado jamás te faltará un beso, un abrazo, una palabra amable o una verdad a tiempo. Velan por tí como nadie, salvo quizás tus padres, pueden hacer. Como es evidente, no puedes por menos que quererles, mimarles, preocuparte por ellos. Y, en la medida en que te deja tu endurecido corazón, devolverles todo lo que te dan. Intentas imitarlos, pero nunca, y eso lo sabes de antemano, estarás a su mismo nivel. Athenethor es una de esos raros especímenes que recorren el mundo poniendo una sonrisa en tus labios. Y yo puedo decir orgullosa que soy su amiga.
11.45 Adquisiciones (y II) También compré otra cosa ayer. Un libro, una recomendación de un amigo, un compañero de trabajo, mi ex jefe aquí en la redacción. 84, Charing Cross Road es un libro (luego obra de teatro y película). Pero sobre todo es una emoción, un encuentro, un guiño a quien, como yo, ama los libros y disfruta con su olor, su tacto, su compañía. Decir más sería absurdo, no hay palabras que describan la emoción que sentí en cada página, aunque muchos no puedan entenderlo. Hacía mucho que un libro no me arrancaba algunas lágrimas.
11.25 Adquisiciones (I) Ayer, al salir de trabajar, no puede resistir la tentación de acercarme e los grandes almacenes (nada de publicidad) que hay cerca de la redacción. Navegando por Internet había visto que tenían en oferta una película que llevaba años buscando. La habían descatalogado en VHS hacía ya demasiado tiempo, y la verdad es que había perdido la esperanza. Recuerdo cada escena de esa película, así que en el fondo no me importaba tanto no tenerla. No era de esas veces que la necesitas para recordarla. recuerdo el fotomatón, el piano, el perro, la cutre sala de fiestas, el hotel, el auditorio. Recuerdo las palabras, las caras, las miradas y casi cada suspiro. Pero lo que tiene Eternamente amigas es muy difícil de explicar. La descubrí por casualidad, o al menos eso recuerdo. Una tarde en casa, con mi madre, cuando aún íbamos al cine juntas a ver las películas de Versión Original que tanto nos gustan y mi padre a penas soporta. Buscábamos en la cartelera alguna idea, una opción que nos sacara del aburrimiento en el que estábamos inmersas. Mis ojos se pararon ante el título de la película, leí en alto la sinopsis y mi madre aceptó. Al entrar en la sala descubrimos que éramos unas niñas comparadas con la media de edad (yo aún lo era, pero mi madre no realmente). Nos asustamos ante la perspectiva ofrecida, pero decidimos permanecer. Aún hoy recuerdo entera la canción central de la película. Lloramos las dos como magdalenas, y a mí me enseñó qué era la amistad. A la salida, mi madre me ofreció ir a tomar algo. Nos sentamos en un bar cercano y estuvimos hablando hasta las mil sobre la amistad, el amor y los sacrificios. Aquella noche descubrí que tenía frente a mí a la mejor amiga que podría llegar a tener nunca, mi madre. Por eso, necesitaba recuperar esa película. Es la forma en que me recordaré, cada día, lo que aquella noche aprendí. Y cuando tenga dudas, no tengo más que verla, escuchar la canción. Es lo que hizo salir a la luz el nuevo cordón umbilical que ahora me une a mi madre. Evidentemente también se la compraré a ella.
11.00 Novedades Futones y almohadas Un nuevo futón se ha instalado en mi casa, en mi cuarto, en mi refugio. Me ha acogido sin reservas, y le han salido brazos que me atrapan cada noche. También ha llegado una nueva almohada. Para que no se sienta sla la he instalado justo en el centro del trío, así las demás tendrán que aceptarla. Abrir y cerrar el nuevo futón es algo complicado, sobre todo porque el viejo sigue estando en mi cuarto, y me roba un espacio esencial para moverme. Aún así, mis brazos comienzan a estar muy fuertes, aviso. Y mis piernas, que es con lo que sujeto las partes de la estructura que no quieren quedarse en el ángulo ideal para abrirlo. Fantasmas Nueva visita al teatro Lope de Vega. Rodeada de amigos, y de otros que no lo son tanto, pero no importaba. El 13 es un número precioso. Mi móvil también ha sido "poseído". Cajas Por si había pocas, ahora hay 3 más. Están a la espera de ubicación, y de que yo haga limpia en mi cuarto para poder llenarlas de cosas. Por ahora, contienen bandas sonoras. A este paso para dormir me desmontaré en cachitos e introduciré cada uno en una caja. Arañitas O más bien "la arañita". Después de un paseo por una web llena de arañas, de pasar varias noches con una tamaño natural, empiezo a apreciar su estilo, su gusto, su compañía. Cierto es que las telas que tejen son peligrosas, y muchos de los athechuzos estamos atrapados en ella, pero no queremos escapar. Ni que tú, arañita, nos dejes ahí y te pongas a tejer otra lejos de ésta. ¿Ha quedado claro? Athechuzos Divertidos, cariñosos, borrachos, planificadores de desastres que siempre acaban con risas. Animadores de la tristeza. Divertimento de cada mañana y cada tarde. Juegos, adivinanzas, comprensión noctámbula. Una vez que se entra, nadie quiere salir. Y yo menos que nadie. Paladines Falquián, que me ha hecho interesarme por la historia de Thalesia, por su búsqueda y su amor. Y que ahora no quiero que se case. Otro paladín, menos conocido, que se ha hecho cargo de mi seguridad, jurando por su vida que no me dañarán. No creo que lo consiga, pero es tan bonito pensar que al menos lo va a intentar. El trueno El de anoche, que me tuvo pensando un buen rato sentada en la cama, esperando a que la radio me confirmara que no había pasado nada, que no era una bomba. Los trabajos Aburridos, tediosos, poco gratificantes. Pero me dan de comer. Conclusión Buenas semanas las pasadas. Desearía que mejoraran algunos aspectos para las siguientes. Que los arqueros no fallaran, que los caballos nos lleven donde queremos ir. Que las espadas arrojen lejos de nosotros el peligro. Que las lágrimas curen tanto como las sonrisas. Que deje de tener cambios de humor.

viernes, 24 de enero de 2003

18.42 Cansada Más de una semana sin escribir. Y no por falta de sucesos, sino por falta de ganas. Bastante he tenido ya que escribir en el trabajo. Además, los sucesos no han sido muy agradables, últimamente. O quizás tampoco hayan sido tan malos. Al menos, han servido para conocerme un poco mejor, que siempre es bueno. Hoy la entrada es para vosotros, lectores, para que incluyais comentarios sobre si la solución al test que reflejo en esta entrada es o no adecuada a mí. Esta vez os hago trabajar yo, que a mí no me apetece. Pero volveré, lo prometo. MoonGoddess
Goddess of the Night. Beautiful yet a strange darkness and sadness lurk about you.
What element would you rein over? (For Girls)

brought to you by Quizilla

miércoles, 15 de enero de 2003

16.57 Ausencias y soledades 3 días. Eso es lo que voy a estar sin ver a algunas de las personas que ahora ocupan un sitio bastante grande en mi vida. En otros casos, ese tiempo aumentará hasta cerca de una semana. La vida no es siempre lo que nos gustaría, y demasiadas veces es nuestra agenda la que marca nuestra existencia. Por suerte, o por desgracia, no es eso lo que ocurre esta vez. Sí, lo sé. Prometí, en este mismo blog, que no volvería a escribir cosas así. Pero por petición popular renuncié a la promesa. Y hoy estoy triste. No por nada importante, pero lo suficientemente estúpido como para que, unido al desorden hormonal que hoy registra mi organismo, alcance una consideración capaz de amargarme un ratito de mi día. Y además laboralmente no me va demasiado bien. Mi jefe está hablando con todos los trabajadores que "cuentan", es decir, que tienen contrato, para reunirse el lunes y ver las previsiones de trabajo. Al venir a hablar con la compañera que tengo a mi lado, lo ha hecho en un tono muy bajito, intentando que no le escuchara, y tras dirigirme una mirada no exenta de lástima, ha regresado a su puesto. Genial. Si a eso unimos el hecho de que los "grandes" de esta empresa se reunieron ayer, y hoy continúan, para tomar las decisiones de futuro de esta casa, las pruebas son estupendas. Niña, olvídate del contrato al menos por ahora. Y luego está la otra "oferta". Volver al sitio donde hace un año pasé muchas muchas horas sin recibir nada a cambio, salvo algunos cafés y cigarros, una palmadita en la espalda, un ejemplar de mi trabajo y una tarjeta de visita con la dedicatoria "Sin tí ésto hubiera ido mucho peor". Y hoy, la llamada. El "te echamos mucho de menos". Y la aceptación por mi parte porque, aunque no me apetezca nada, lo necesito. Echo de menos a la gente. Y echo de menos una seguridad que hace meses no tengo. Supongo que en parte es el precio que hay que pagar.

viernes, 10 de enero de 2003

12.49 Intentar lo imposible Sí, ya lo sé. Últimamente tengo algo descuidado el blog. Pero es que he descubierto que tener un contador, un libro de visitas y la opción de comentarios no es siempre buena idea. Descubres que hay gente que te lee, en realidad los de siempre, los que ya sabías que lo harían. Y eso, cuando tu estado de ánimo está algo bajo, o tu conciencia ha regresado a tu lado (a petición propia), te impide expresarte con toda la claridad/sinceridad/brutalidad que te gustaría. Más que nada porque sabes que traspasarías la línea de lo admisible y comenzarías a hacer daño a la gente. Y dos días después te arrepientes de lo que has escrito, porque ya estás mejor, y da igual, porque el daño ya está hecho. No me refiero a recuerdos tristes, si no a sensaciones como las que estoy teniendo últimamente. Algunos ya sabeis de qué hablo. Así pues he tomado una decisión, que comunico aquí para los interesados. A partir de hoy, día 10 de enero, este blog contendrá de todo, menos malos rollos. recuerdos, reflexiones, paranoias absurdas seguirán teniendo su hueco, seguirán protagonizando entradas de este cuaderno. La mala leche, la tristeza, los enfados, los canalizaré en otro sitio. Seguiré emborronando páginas con ellos, pero ya no aquí. La "señora del triste mirar" se traslada a otro espacio, para no interferir con la "condesa de mirada multicolor". Así pues, quizás las entradas no sean muy abundantes los próximos días, hasta que recupere una cierta normalidad de espíritu que debí dejar en el Tupper a cambio de mi conciencia. Un beso a todos.

martes, 7 de enero de 2003

17.00 AÑO NUEVO, VIDA NUEVA Llegó y pasó el día de hacer recuento del año. La fecha en la que todos, consciente o inconscientemente, pesamos en una balanza lo bueno y malo del año, para convertir lo que marque el fiel en el resumen que haremos cuando nos pregunten "¿qué tal se portó el año pasado contigo?". Más que en finales, yo suelo fijarme en principios de año. Normalmente cuando se acerca diciembre yo ya estoy tan hasta las narices de lo que ha pasado que quiero que el año se vaya rápidamente, y no me da pena despedirlo. En cambio, saludar a un nuevo es una sensación completamente distinta. Tienes ante tí 365 días para ser feliz o para cagarla. Según empiece el año, creeré que el destino (o yo misma) me depara unas cosas u otras. Este comienzo de año ha sido raro en ese sentido. Lo empecé bien, con los athechuzos. Lo estropeé bastante, también en el aparthathe. Terminó de fastidiarse, en ciertos aspectos, y ahora vuelve a intentar remontar el vuelo, con las alas algo quebradas y miedo al vacío de abajo. Pero incluso en este comienzo extraño ha habido algo que siempre ha estado ahí, que siempre ha sido fiel y constante. Mis amigos. Por eso sé que este año van a ser 365 días en los que la amistad será primordial. Sé que cierta noche, no hace mucho, les dije a alguno de ellos que no quería sus sentimientos. Que no quería mirar dentro, ni tener la posibilidad de jugar con ellos. Que se los devolvía, para no tener responsabilidades. Lo siento. No debí decirlo. Ni siquiera debí pensarlo. No ahora, sino nunca. En estos días, siete para ser más exactos, me he d cuenta de que a mi alrededor tengo mucha gente que desea conocerme. Que quiere quererme y ser correspondido. Gente que, alguna vez, ha mirado dentro de mí y no ha salido corriendo. Que han levantado la mirada y con un guiño cómplice me han hecho entender que nadie es perfecto, ni tiene por qué serlo. Me va a costar. Mucho. Y lo sé. Pero espero que este año sea el de mi "apertura" real al mundo. Y para conseguirlo os necesito, chicos. A todos. Incluído a tí, que abrías esta mañana el blog con miedo a lo que pudiera haber escrito. Os quiero, y sólo quiero que vosotros también me queráis. A pesar de todo.