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lunes, 31 de marzo de 2003

12.39 Domingos por la tarde Desde hace algunas semanas, y sin motivo aparente, las tardes de los domingos me llenan de tristeza. No es que me quede en la cama leyendo el periódico y comiendo comida basura, que también, es que me siento realmente triste. Es como tener el síndrome premenstrual una vez a la semana. Sí, ya sé que algunos dicen que el SPM no existe, pero a mí no me falla. Un día al mes, normalmente dos días antes de que me venga, me echo a llorar desconsoladamente por cualquier tontería. Y quien no se lo crea que hable con mi padre, que se desesperaba porque tanto si me decía que guapa estaba (mentía porque estaba fatal y no quería desanimarme) como si me decía que estaba fea (¿es que ni siquiera mi padre me quería?), obtenía el mismo resultado. Enormes lagrimones que encerraban toda la tristeza del mundo. Bueno, pues los domingos por la tarde me ocurre lo mismo. Lloro como una magdalena porque se me acaba el libro que me estaba leyendo (da igual si no me gustaba mucho), porque no quedan cucharillas limpias, por las bombas que caen sobre Bagdag, por los soldaditos de 20 años que han enviado a liberar un país extraño, porque se acerca el lunes, porque la película que regalan con el periódico es mala... En definitiva, por cualquier cosa. Hace dos semanas lloré en plena calle porque A no me abría la puerta de su casa. Él se había quedado dormido, claro, y no oía el telefonillo, pero yo pensaba que no quería volver a verme jamás y por eso no atendía las llamadas, y que como no quería hablar conmigo no me había llamado para anular nuestra cita semanal. Cuando finalmente crucé el umbral de su casa tuve que contener las lágrimas de agradecimiento. Él, evidentemente no entendía nada y sólo me pedía perdón mientras me abrazaba. Al final tuve que pedirle que me dejara quedarme allí, dormir sola en esas condiciones habría acabado con mis reservas de lágrimas. Lo peor de todo es que no me gusta nada sentirme así, y no saber por qué es. Es algo que no puedo explicar, simplemente pasa. Sólo espero que, igual que vino, se vaya. De todos modos creo que tendré que inventarme algo para no pasar las tardes de los domingos sola en casa. Quizás en estos casos la actitud pasiva no solo no ayude, sino que lo empeore, así que he decidido ponerme las pilas. Eso sí, no tengo ni idea de qué hacer. Si los gimnasios baratos abrieran los domingos por la tarde quizás me apuntara a alguno y así, en vez de derramar lágrimas y comer patatas fritas, me dedicara a quemar el mal rollo. Releo la entrada y veo que está quedando demasiado larga, así que adoptaré la fórmula de teletipos de Rapun y beor: - Ya no soy alérgica al chocolate. Bueno sí, pero no mucho. De hecho el sábado me zampé (además de 3/4 de un flan casero estupendo) 3 trufas deliciosas, y también caseras. ¡¡Y no me pasó nada, ni un simple granito!! - También tengo en mi poder Harry Potter y la cámara de los secretos en dos maravillosos videoCDs en versión original sin subtítulos que me ofrecen varias horas de diversión. El problema es que ahora, en mis ratos libres, tendré que elegir entre las dos de HP y las dos versiones de ESDLA.... difícil elección... (me pregunto si en el Emule estrá ya una copia de Las dos torres....) - Cambio de actitud de mi jefe...a mejor!!! Hoy me ha aceptado las tres propuestas de temas y al terminar de despachar hasta me ha felicitado!!! lo flipo, evidentemente. - Cambio también en el ordenador del trabajo. Mega pantalla de 20 pulgadas que me han plantado. Nunca más volveré a dejarme los ojos en el intento por leer cómo se llaman los archivos, ni la página de El Mundo. - Sentimiento de culpabilidad recién estrenado. Al parecer, el tema de la demanda por plagio que conseguí evitar se ha saldado con más daños de los previstos: apertura de expediente a la redactora, que además se ha quedado sin vacaciones como castigo. Podría haber sido peor, lo sé, pero me siento mal... - Buena noticia: me pagaron lo del Anuario!!! Después de mjuchas dudas y mucho miedo, la transferencia se hizo efectiva. Mi orgullo me decía que con un año de retraso, pero mi cuenta corriente afirmaba que más vale trade que nunca. - Soldados de Salamina, por David Trueba. O cómo destrozar un buen libro con una mala película. Lo mejor, los trozos documentales con las declaracionesde "los amigos del bosque". Lo peor, la respuesta a la pregunta ¿qué le faltaba al libro para poder ser una buena película, o qué creía el director que le faltaba para que él se decidiera a hacer la película?: Una relación lésbica. Patético.

martes, 25 de marzo de 2003

00.45 And the Oscar goes to... Como música que amansa a las fieras, así la frase arriba reproducida reunió a cinco impresentables (sí, me incluyo) en el Aparthathe. Palomitas, patatas, pepinillos, pizzas, películas, petardos (no de los que estallan) y alcohol (vale no empieza por p pero no es mi culpa). La oscarizada jornada empezó a las 17.30 cuando K pasó a recogernos a b y a mí. Una vez en el Aparthathe terribles pugnas por los ordenadores, lectura y contestación de mails, repaso a los blogs del Top Ten. Primera tanda de palomitas y visionado de la gran olvidada en la edición pasada de los Oscar Harry Potter y la piedra filosofal. La primera vez de b y la enésima mía. Risas y comentarios (tipo “yo quiero esoooo”) salpicaron las 2 horas y media que dura la película. De nuevo peleas por el ordenador, asombro al comprobar cómo algún chalado había escrito su versión de Harry Potter y la orden del Fénix en ¡¡273 páginas!! Y otra película. Esta vez un clásico que ninguno, excepto yo, había visto: Ser o no ser. Lo mejor, la frase “lo que él hizo con Shakespera es lo que estamos haciendo nosostros con Polonia”. Visita rápida a una gasolinera para aprovisionarnos de Coca-Cola Light. Y empieza la noche de los Oscar, desde luego con inmejorables antecedentes. Las copas preparadas, la comida sobre la mesa y las apuestas cerradas y en mi poder. De pronto, salta la sorpresa, ¡¡Jimmy Carter presentó los Oscar!! Nos miramos y empezamos a reírnos cuando comprobamos, no sin alivio, que todo ha sido obra de una confusión. Luego, la competición por ver si sabíamos los nombres de todas las películas que aparecían en la presentación de la gala. Buen resultado. La velada, muy divertida. Carreras por ver quién tiene más aciertos. K a la cola, con 0 aciertos hasta las 4.30 de la mañana. Al final consiguió 3. B, H y yo, en cabeza, pero pronto empiezo a descolgarme (perdedores...). A las 6 termina todo. Peeeedrooo ha recogido su premio, aunque esta vez “Pe” no estaba para dárselo. Escasas referencias a la guerra (estos americanos...), muchas risas a costa de las mujeres que se acostaron con Steve Martin y de las caras de Salma Hayek. Y por supuesto, una ganadora indiscutible. 14 aciertos y medio. Cambio de planes. No dormimos en el Aparthathe. Cuando llego a casa, mi compañera se está levantando. Consigo llegar a mi cuarto sin que me vea. Mañana de descanso profundo. A las 14 suena el teléfono. Mi ex, A, para tomar un café. Quedamos esa misma tarde (para quitármelo cuanto antes). Después comida (graaan ensalada), Embrujadas y South Park. Es la hora del café. Por supuesto, y dado el carácter de la cita vamos a la Cafetería Galaxia, a conspirar. Sorprendentemente todo va bien, no hay grandes tensiones y pasamos por los temas espinosos sin rozarlos. Al menos a mí ya no me duelen. Me cuenta que no le va bien con su chica, le escucho e intento aconsejar. No puedo. Sé cómo es y lo que significa todo lo que me está contando. Sólo espero que no lo pase muy mal. A la voz de “¿cenamos?”, me despido rápidamente. Estuvo bien, hermano, pero no hay que estirar mucho de la cuerda. Además hoy tengo mi cita CSI. Aunque hoy no ponen CSI, ¡mierda! Aún así, fue divertido. Nueva serie en A3. Debate sobre qué debemos ver ahora, la nueva serie (que nos ha dejado con la intriga) o CSI Miami, que sin Grissom no interesa tanto. Después la vergüenza ajena al ver a unos pseudofamosos que se pegan por quién le rajó la mochila a quien. Amenazas de deserción que se cumplen (a lo mejor así dura una semana menos el programa), llantos del público al conocer la noticia. Estupefacción en mi cara. ¿Pero es que nadie tiene un mínimo de sentido del ridículo? Despedida y cierre. Buen fin de semana y comienzo de otra. Lástima que mañana tenga que ir a trabajar.

viernes, 21 de marzo de 2003

14.22 Las guerras con pan son menos Bajo este lema ha tenido hoy lugar en la redacción un hecho insólito. Lo han llamado matinée gastronómica y ha consistido en la ingesta de productos típicos del pueblo del ex jefe de Internacional de esta revista. Morcillas a la canela, guarras (comunmente conocidas como chistorras) y vino tinto de La Mancha para ayudar a pasarlo. Lo más divertido, la improvisada cocina en la sala de reuniones de la redacción. Lo más insólito, ver a todos los trabajadores comer y beber juntos, gastarse bromas, dejar a un lado los malos rollos para compartir un homenaje a la vida que han querido convertir en otra forma de protesta contra la guerra, poco después del oficial: la concentración a las puertas del edificio con pancartas, pegatinas y gritos de "No a la guerra" y "Aznar asesino". Y con esto se pone fin a una semana laboral diferente al resto por la fiesta del miércoles, por la guerra. Pero demasiado similar a otras por los continuos enfrentamientos, no armados, con mi jefe. Ayer, al llegar a casa, eché de menos unos brazos amigos que me acogieran, que me consolaran. Pero luego pensé que, de haberlos tenido, me habría echado a llorar acurrucada en ellos. Y ese es un gusto que no voy a darle a mi jefe. Una victoria que, aunque él desconociera, no voy a concederle.

martes, 18 de marzo de 2003

14.03 Esperando un milagro Aquí estoy, en mi redacción. Viendo como los demás trabajan a un ritmo desenfrenado para la hora que es. Y no es para menos. Estamos todos pendientes de esta atrde, de la noche de mañana. Esperando un milagro que impida una guerra que no deseamos. A veces me pregunto por qué el ser humano no se limita a luchar entre las sábanas. Allí no importa quién gane o quién pierda. Esa lucha nos hace iguales. Y es la única que merece la pena. Pero en ocasiones, como dice Cygnus, es muy difícil encontrar tu planeta gemelo. Supongo que todos pensamos en estas cosas alguna vez. Y ahora, al ver como tres individuos están dispuestos a atacar un país, yo no puedo evitar pensarlo. Me gustaría llegar esta noche a mi refugio y encontrar unos brazos amables que me recibieran. Pero sé que eso no va a pasar, así que me resigno, y busco abrazos amigos que, aunque no son el mejor sustituto, hacen lo que pueden. Y yo se lo agradezco. Necesito un milagro en mi vida. Un golpe de viento que varíe el rumbo de mi vida. Tengo la sensación de haber sido atrapada por una órbita demasiado conocida. Me he convertido en satélite de un planeta al que evitaba, al que no quería acercarme. Y la fuerza de atracción es demasiado grande, no me permite pensar en cómo salir de aquí. Pero tengo que hacerlo, sólo espero tener fuerzas.

lunes, 17 de marzo de 2003

12.47 De universos públicos, agujeros negros y supernovas He perdido la entrada que acababa de escribir. No es la primera vez que me pasa, pero sí la que más rabia me da. Sé que no voy a poder reconstruirla entera, que no va a quedar como antes. Pero al menos puedo hacer un esfuerzo e intentar reescribir lo más importante de ella. La entrada de hoy estaba dedicada a dos personas cuyos blogs me han hecho pensar. Shelob y cygnus. Su intercambio de comentarios y entradas me han hecho resucitar el interés por el universo que ya tenía, y al que, en cierta forma, yo había dado un empujón este sábado al sacar de una biblioteca pública unos libros de matemáticas y astronomía. Quería daros las gracias por ello, a los dos, y además dedicar algunas lineas a lo que sobre vosotros he podido leer hoy. A ti arañita, que no te dé miedo ser como eres y que los demás podamos verlo. Tu blog se ha convertido en una bonita forma de saber más de ti. No sólo de lo que cada día pasa por tu mente, sino también de lo que piensas y sientes, de cómo giran los planetas a tu alrededor, y de cuáles son esos planetas. Eres la estrella más brillante de tu universo, un mundo que los demás sólo rozamos en las esquinas. Unos más y otros menos. Como tu nick bien indica, has tejido una tela y nos has trapado en ella. Nos atraes tanto si estás alegre como triste, huraña o cariñosa, decidida o indecisa. Sigue siendo tú, que es lo que nos gusta. A tí, agujero negro convertido en supernova, darte la bienvenida, pedirte que sigas escribiendo de estrellas, soles y universos. Que poco a poco nos dejes formar parte del tuyo, aunque sea como una constelación alejada del centro pero con la visibilidad suficiente como para poder ser testigos de tu expansión. A los dos, en definitiva, que sigais escribiendo. Que ya sois dos brillantes estrellas en mi constelación preferida. Odiaría ver cómo os apagais con el tiempo sin haberme dado tiempo a conoceros algo más. Porque cada uno de los enlaces en mi blog, cada una de las direcciones añadidas a mis favoritos, tienen el algo necesario para ser supernovas en mi universo, para que puedan ser llamados constelaciones. Conjuntos de estrellas que guardan algo en común, que comparten satélites, lunas y sol, aunque ocupen un espacio y un tiempo diferente. Porque, por mi parte, ya formais parte del conjunto de lunáticos y errantes en cuyas vidas olfateo en busca de un poco de la verdad que hace que sigamos girando. Y para terminar, el enlace. dedicado a vosotros. Con el mejor de los deseos y el más sincero de los cariños. La tarántula y la supernova.

miércoles, 5 de marzo de 2003

14.07 Independencia Bonita palabra ésta. Con doble significado en mi caso. Por un lado, la personal. La que me permite vivir fuera del nido paterno, entrar y salir en mi refugio sin más explicaciones que las que me doy a mí misma. La otra, la profesional, que hace revolverse a mis tripas cada vez que alguien me dice lo que tengo que opinar en mis historias. Por la segunda llevo sufriendo y pasando malos ratos desde que empecé a trabajar. Ahora lo llevo mejor, y puedo preciarme de no ser fácilmente influenciable, como ya ha visto mi jefe. Por la primera sufrí ayer, mucho. Con dos facturas pendientes, sin saber si iba a poder pasar uno, ni cuándo cobrar las dos, me entró el agobio de que en unos meses mi alquiler sube. No mucho, pero lo suficiente como para verme comiendo pollo asado (a 4 euros el entero) el resto de mi existencia de precariedad laboral. Al final, hoy he hecho las dos facturas, y el sol parece brillar un poco más. Gracias a todos los que os habéis ofrecido a ayudarme. Y también a mis papis, que lejos de darme de lado, o de pedirme que volviera a casa, se ofrecieron a ser colchón de mis miserias económicas hasta que sea rica y les mantenga. Lástima que no encaje en el perfil de persona que triunfa en este mundo de pisotones y codazos. Pero hay algo material en lo que no soy en absoluto independiente (por supuesto que en cuestiones de relaciones personales tampoco, pero eso es otra historia). Y lo reconozco sin vergüenza, bueno casi. El objeto de mi dependencia es la compra de libros. No cuando hago regalos, cuando los destinatarios son otros. Pero sí cuando se trata de mí. Por muchas razones. La primera, económica. Posiblemente al mes me gaste más en libros que en comida, lo cual supone un gasto muy considerable que mi bolsillo no puede soportar. Otra es la querencia que le tengo a la librería a la que he ido desde pequeña. Allí me conocen, y me recomiendan lecturas que nunca me decepcionan. Parecerá una tonteria, pero cuando hacía cuentas para echar a volar, me preocupaba mucho el tema de los libros. Veía que no me iba a dar para comprar, y sufría. Sé que existen bibliotecas, y soy socia de un par de ellas, pero no es lo mismo. Más que nada porque a veces me gusta hojear de nuevo las páginas que un día me hicieron soñar, reír, llorar. tengo desde pequeña una relación especial con las hojas impresas. No sólo porque mis padres leyeran mucho, que también, sino porque pasaba mucho tiempo sola. Y los muñecos no bastaban para llenar esas horas muertas. Pero descubrí que los libros sí. Con ellos podía jugar a ser otra persona, y cuando me atrapaban no podía dejarlos. Eso sigue siendo así.Leo mucho, y una vez al mes, más o menos, entro en una vorágine de lectura que me hace zamparme 3 o 4 libros por semana. Por eso se me iluminó la cara cuando, al comentar el problema de la compra de libros con mis padres, lejos de parecerles ridículo, se lo tomaron muy en serio. Y, finalmente, mi padre dio su consentimiento para que siguiera acudiendo a la misma librería, apuntando las compras a su cuenta. Y allí voy esta tarde. Dispuesta a rellenar mis atestadas estanterías con nuevos volúmenes aún por disfrutar. ¿Alguna sugerencia?