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martes, 15 de noviembre de 2005

En la variedad esta el gusto

–Despidos. Resulta que estamos en época de renegociación del convenio en mi empresa. Y, como todos los años, la empresa amenaza. esta vez con 10 despidos y 2 recolocaciones. El comité se lo ha tomado como una amenaza, y proponen esperar. El problema, que ya se están negociando las 2 recolocaciones, luego la amenaza ha dejado de ser tal y ha pasado a ser un hecho objetivo y actual. Así que los ánimos están crispados por aquí. ¿Por qué siempre pasa algo así cuando me voy de vacaciones? Por mi parte yo estoy tranquila. Acabo de firmar el contrato, que ha costado sacar adelante, así que si fuera una de esas 10 personas no habría firmado nada ¿no? Dinero no es que se fueran a ahorrar mucho, pero papeleo sí. Y también odrían restar 1 denuncia por despido improcedente si, simplemente, no me hubieran renovado. Eso sí, la copa de vino que iba a ofrecer mañana ha sido pospuesta indefinidamente. Así como la compra de una plantita o la redecoración de mi mesa. –Harry Potter, la película. No quiero decir mucho, no vaya a ser que luego no esteis de acuerdo conmigo. Salí del pase con una extraña sensación. Claro que ya sabía que no iban a caber las 600 páginas en 2 horas y media de película. Así que asumía que iban a tener que quitar al equivalente a Tom Bombadil. Es sólo que a veces que lo quiten te da igual, otras te alegra tanto que besarías al guionista y otras te molesta en exceso. En mi caso, en esta película, hay un poco de cada. Sí, los hechos básicos están. Pero no siempre están correctamente trasladados. Y la verdad, ¿a que es mejor que Aragorn vaya a buscar a los espectros para que le ayuden contra Mordor a que, como de la nada, estos aparezcan en su ayuda? Pues aquí es lo mismo. Alguno puntos a favor: el laberinto da bastante mal rollo, el fondo del lago es genial y la caracterización de Ralph Fiennes es cojonuda. Quizás en otro momento me extienda más, pero por ahora lo dejaré aquí. –Harry Potter, el juego. Está bien. Los gráficos son muy buenos, la opción multijugador es muy tentadora y le añade encanto. La necesidad de usar conjuros conjuntos es muy original y te permite hacer más cosas. El esquema de juego es bueno. En contra, nunca sabes qué encantamiento estás soltando ya que el juego decide por ti. Y claro, los que en ese momento son PNJ siempre echan mejores encantamientos que tú. Me gustaba la idea de tener que decidir que hechizos usar, asignarles teclas y desarrollar más tu participación en la historia. Es una pena que se lo hayan cargado. Pero está bien la idea de que los cromos los tengas que comprar y te ayuden a aumentar tu nivel a la hora de hacer cosas. Son como los PX en cualquier juego de rol, y me parece una gran idea que te ayuda a avanzar. Sin embargo, acabo de empezar, me esperan largas horas de diversión durante estas vacaciones. Porque sí, he decidido que voy a dedicar tiempo a relajarme y jugar. Aunque también tengo cosas que hacer: presentar una candidatura (no mía) para un premio de Periodismo; comenzar una investigación y desarrollar una propuesta para otro premio de investigación (ese sí para mí). Cualquier material que tengais sobre el Siglo de Oro español será bienvenido y, por último pero no menos importante: –ayudar, apoyar y lo que haga falta a Athair. Porque lo está haciendo muy bien. Porque después de casi un año, sus ojos siguen brillando cada vez que habla de ese proyecto de futuro, y eso es algo que merece la pena ser alentado. Pero sobre todo porque se lo merece. Por todo lo que él ha hecho por mí en este tiempo.

viernes, 11 de noviembre de 2005

Más esperas acabadas

Pues sí, parece ser que he tenido suerte, y en dos días se han acabado varias esperas. La del contrato, que ya la sabéis. Pero también las de Harry Potter y el Cáliz de Fuego. El juego para la PS2 me lo he comprado hoy, estoy deseando llegar a casa y probarlo, que tiene una pinta genial. Pero es que además es para dos jugadores (o incluso 3), por lo que podré jugar con Athair. Y contigo también Rapun si quieres, que ya sé que Barbián te quitará tiempo. Y la otra espera os dará mucha envidia, lo sé, y por ese lado lo siento mucho... pero el lunes voy al pase de prensa de Harry Potter. No me han invitado a mí, sino a una compañera que ha decidido que mejor vaya yo, que la disfrutaré más. Así que el lunes, de diez a una de la mañana no estaré disponible. Y este fin de semana me leeré Danza de Tinieblas, que el lunes tengo que escribir una reseña de él. Por otro lado, comentar que me han enseñado el nuevo iPod: la edición de coleccionista de Harry Potter, con los 6 audiolibros, la lectura que Rowling hizo en un castillo escocés y el blasón de Hogwarts grabado en la parte trasera. Porque ya tengo uno y éste es muy caro, que si no...

jueves, 10 de noviembre de 2005

Se acabó la espera

Acabo de regresar de la planta E de mi edificio. De firmar mi nuevo contrato. Salvo los interminables minutos que he pasado calculando mi sueldo bruto mensual (para ver si se adecuaba a lo pactado) la verdad es que ha sido fácil y rápido. A partir del 17 de noviembre seré una nueva contratada indefinida de esta empresa (y eso a pesar de que mi contrato actual se termina el 15 de noviembre). Adiós nervios. Adiós incertidumbres y ¡hola vacaciones! Pues sí, porque acabo de rellenar la hojita con mis vacaciones: del 17 de noviembre al 7 de diciembre (aunque en realidad volveré el viernes 9). Mañana la entregaré y será oficial, tendré tres semanas para hacer lo que me dé la gana. Genial

miércoles, 9 de noviembre de 2005

Crisis creativa

Esta noche, en un esfuerzo sin precedentes, he intentado ver la televisión. Seguir algo que pusieran y que no estuviera pregrabado en alguno de los miles de CD y DVD que hay por mi casa. No he sido capaz. Me importan tres pimientos los problemas de Steven Seagal o Lydia Bosch en su papel de periodista con escrúpulos persiguiendo asesinos neuróticos. Y menos aún los desquiciantes diálogos de una serie sin sentido en la que los actores no saben ni hacer bien aquello por lo que les pagan. He descubierto que la serie de la antes mencionada contenía un aliciente que podría haberme interesado hace unas semanas (Asier Etxeandia), pero sospecho que ha abandonado la serie para siempre. Así que al final he apagado la caja tonta y me he dedicado a rascarle la barriga a Ulises, que siempre es más productivo. También he pensado en si de verdad antes las series eran mejores o simplemente nos lo parecen por la distancia con la que las recordamos. la verdad es que quitando Los Fraguel y alguna otra serie de dibujos animados, no recuerdo nada especialmente interesante de unos años a esta parte (vale, rectifico: CSI, El Ala Oeste de la Casa Blanca y Gilmore Girls). Y lo que recuerdo, o he visto últimamente (el otro día conseguí ver el último capítulo de V, que me perdí en su momento) son cosas que preferiría olvidar que algún día existieron. Pero si las series eran malas, los anuncios eran peor. Decenas de tintes que prometen devolver a tu cabello un aspecto que nunca tuvo. Anuncios de champús anticaspa con los que no sabes si vomitar o salir a la calle gritando "¡Está nevando, está nevando!". Por no hablar de uno de parches saciantes que tiene el dudoso honor de haber conseguido que la sola aparición de kilos y kilos de bombones no me haya hecho querer meterme un chute de antihistamínicos seguido de una buena ración de chocolate. Y eso sin olvidar a los desquiciantes chiquiprecios, grcias a los cuales he pensado seriamente en exiliarme de este país y pedir la nacionalidad de, por ejemplo, Ucrania, sólo por no tener que avergonzarme cuando los oigo gritar "¡España, España!". El resto, ni los recuerdo. Creo que, ahora mismo, solo se salvan dos creaciones publicitarias: el de Amstel (¡qué se le va a hacer si las ardillas de peluche me parecen muy monas y graciosas!) y los de Ikea, con un sueco de los más extraño que baila claqué mientras te vende unos colchones. Hubo una época en la que la publicidad me atraía mucho, grababa los anuncios que más me habían gustado y los especiales que una extinta cadena privada de televisión ponía cada vez que se celebraba un festival. pero creo que ahora mismo no sería capaz de soportarlo. ¿Se puede saber qué está pasando? ¿Dónde están todos aquellos creativos que hace años creaban auténticas obras de arte? ¿Están trabajando en el Burguer King o acaso son los que vemos cada mañana en las colas del INEM? ¿O simplemente se han vuelto gilipollas? O, lo que es más preocupante aún, ¿nos habremos vuelto todos gilipollas y por eso hacen publicidad para tontos? Y para rematarme la noche he descubierto que no puedo jugar al Civilization IV. Al parecer los creadores del juego tienen algún tipo de aversión (justificada o no) a cierto tipo de tarjetas gráficas de las que, por supuesto, mi ordenador es un orgulloso propietario (como tantos otros miles). Así que no puedo jugar. Internet está lleno de foros de gente que busca soluciones, sin encontrarlas, y de otros muchos a los que les gustaría tener a los creadores delante para dejarles muy clarita su opinión. Y sigo sin saber cuándo sale el juego de Harry Potter y el Cáliz de Fuego para PS2... Para dos cosas buenas que hay que podían quitarme más aún de la tele y la crisis creativa, y no los consigo... Sniff. Mientras, me tendré que conformar con Fahrenheit (que tenemos a medias), Spyro y, en cuanto Rapun termine con él, Pesadilla Antes de Navidad. Lo que sea antes de aguantar una nueva sesión de televisión de hoy (con o sin anuncios).

domingo, 6 de noviembre de 2005

Los nervios

Siempre he sido una persona nerviosa, con cierta incapacidad para calmar mi inquietud. Y los nervios no son buenos compañeros de camino. Es increíble la capacidad que tienen para amargarnos la existencia. Por ejemplo en los exámenes. Nunca he sido una buena estudiante, aunque sacara buenas notas. Y cuando llegaban exámenes importantes, me bloqueaba. A veces me quedaba en blanco (memorable el exámen de Química en el que tuve que sacar mi DNI para poder poner mi nombre) y otras, simplemente, el papel que tenía delante decía cosas distintas al que luego corregían los profesores. Supongo que mi cerebro procesaba las preguntas, pero en algún momento se producía un cortocircuito y yo glosaba las maravillas de la poesía de Antonio Machado cuando lo que me preguntaban era la historia de la novela picaresca en España, por poner un ejemplo. Así, en la Facultad, siempre había una asignatura que se me atragantaba. Y cuantos más exámenes suspendía, más nerviosa me ponía y más bajaba la nota en el siguiente. Y al final siempre acababa acudiendo al cajón de las medicinas, en busca de una falsa tranquilidad. La misma que en Selectividad me hizo contestar a un examen del que no tenía ni idea con una calma absoluta (y pasé de sacar un cero, si me hubieran dejado levantarme cuando pregunté, a sacar un 7 ¡bendito examinador!). Y estos mismos nervios fueron los que hace unos años me provocaron (junto a otra serie de circunstancias, claro) una crisis de ansiedad que me impedía hablar con más de dos personas (conocidas o no) delante. Cuando fumaba era algo más fácil relajarme. bastaba con encender un cigarro. Ni siquiera tenía que fumarlo. Tenerlo en la mano ayudaba. Pero ahora eso ya no es así, y no he encontrado otra rutina a la que aferrarme para calmar mis nervios. Y cuando estoy como ahora, cargadita de tensión, pasan cosas como la de hoy en la siesta. Me he dormido tan feliz, como cualquier otro sábado, pero al levantarme me dolía un dedo de la mano derecha. Al mirarme he visto que tenía una pequeña herida. Y lo peor es que soy plenamente consciente de que me la he hecho yo, con los dientes, mientras dormía. Solo espero que al levantarme mañana no me descubra ninguna otra marca. Y para mejorar mi buen humor, he de decir que me siento bastante tonta hoy. He descubierto una metedura de pata de hace unos días. Y de nada me sirve el pensar que yo no lo sabía, porque la verdad es que podría haberlo sabido. Si en vez de centrarme en mis propias preocupaciones hubiera prestado algo más de atención a mi alrededor, no habría pasado. Y siento muchísimo que haya pasado. No entiendo cómo he podido cegarme tanto y despreocuparme tanto de los demás. Nunca sale nada bueno cuando lo hago, y esta vez, por supuesto, no ha sido diferente. También me siento tonta por otras cosas, pero dado que esas solo me afectan a mí no importan tanto. Hay veces en las que observo mi vida, me paro a ver cómo están las cosas, y una conocida serie de notas vienen a hacer de banda sonora. ¿Alguna vez os ha pasado? No se escucha, claro, pero está ahí, describiendo mucho mejor que tus palabras cómo estás, cómo te sientes y qué está pasando en tu vida. A veces es una melodía divertida, alegre, otras es tristona. A veces es sólo música, y otras canciones cuya letra, de pronto, tiene mucha más significado para ti que antes. Si tuvierais que elegir una que definiera en este momento vuestra vida, ¿cuál sería?

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Buenas noticias

Hoy mi director ha firmado los papeles para mi contrato. No me suben de categoría, pero mi sueldo estará a medio camino entre la que tendré y la que debiera. Aunque no es la situación ideal tampoco es la peor de todas, y me deja con un sabor dulce en la boca al saber que mi jefe ha cumplido lo prometido, y ha hecho todo lo que ha podido. Me quedan 21 días de vacaciones. 3 semanas completas que me tengo que coger de golpe. Pero no antes de que comience mi nueva etapa, el día 15. Si me lo monto bien tendré muchas vacaciones: or ejemplo, si me voy el 17 acabaría volviendo el día 9, viernes, o si me voy el día 15, volvería el 7 para irme de nuevo el 8 y volver el 9... Cada vez me apetece más tener tiempo libre, aunque no tenga dónde ir. Me apetece estudiar un poco, escribir, leer, investigar... Cosas que puedo hacer perfectamente en casa. Aunque creo que he encontrado un pequeño parche al problema económico de irme de vacaciones, veremos... Y si no hay otra opción: pedir asilo a mi tía, allá en asturias, y pasear, leer y hasta montar a caballo. Aunque tengo que reconocer que la opción de quedarme en casa y dedicar tiempo a un par de ambiciosos proyectos que me rondan me apetece cada vez más. Veremos. En cualquier caso, buenas noticias.