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jueves, 30 de junio de 2005

Si es Gaiman, es bueno

Llevo mucho tiempo queriendo rendir mi particular homenaje a un escritor que se ha aupado por méritos propios en mi lista de los Top Ten: Neil Gaiman. Hace algo más de dos años llegó a mis manos un ejemplar de Good Omens. Aunque me fue largamente recomendado, circunstancias personales hicieron que se quedara criando polvo en mis estanterías durante muchos meses. Finalmente, hace ahora un año me decidí a cogerlo. Y me encantó. Todo él. Los personajes daban fuerza a una historia, en principio, nada original: se acerca el fin del mundo y sólo una persona puede evitarlo. Azirafel y Crowley (un ángel avaricioso y un demonio perseguido por la maldición de Queen y las cintas en los coches), Perro (la bestia del infierno feliz de perseguir palos y chapotear en los charcos), los Jinetes del Apocalipsis (montados en sus Harleys y entre los que destaca Muerte)... La capacidad de crear personajes es sólo comparable a la de crear situaciones hilarantes e inolvidables, entre las que destaca, sin duda ninguna, el método Crowley para tener la mejor colección de plantas de Londres. Y si con Good Omens nació un flechazo, con Neverwhere se convirtió en amor profundo. Jamás volveré a ver Londres con los mismos ojos. Caballeros, magos, damas misteriosas, un mundo de ensueño encerrado en una ciudad, oculto a los ojos de casi todos, salvo de aquellos que saben y quieren mirar. Hace poco me hice con los 6 capítulos que la BBC hizo sobre el libro. Si bien Gaiman no está del todo feliz con el resultado, debo decir que lo poco que he visto me ha gustado. Y la forma de comenzar cada capítulo es no sólo inteligente, sino también inquietante. Y es que tiene que serlo. Neverwhere, y Gaiman, son inquietantes. Después llegó un cuento para niños: Coraline. O no tan niños. Partiendo de la misma premisa que Neverwhere (ahí fuera existe un mundo paralelo al que, generalmente, no tienes acceso), Gaiman creó otra obra genial. A ratos divertida, a ratos amarga, a ratos aterradora. Un cuento, como se dice habitualmente, para niños de todas las edades. La lucha de Coraline se convirtió pronto en la mía, su miedo ante un teatro vacío, en el mío. Y tras probar con sus novelas, empecé con sus cómics. Habían sido varios los que me habían recomendado The Sandman. Pero no recordaba quién, así que ni corta ni perezosa me compré el primer tomo. Y luego, poco a poco, los otros 9. Debo decir que adoro Sandman. Los personajes son simplemente geniales, y la historia me atrapó. La sencillez de los sentimientos de Morfeo, o Sueño, contrapuesta a la complejidad de sus acciones me cautivó. Y me hacía sufrir con él, porque ¿quién en su sano juicio condenaría a un amor perdido al dolor y la agonía de la eternidad en el infierno? No hay nadie en la familia de Los Eternos que sufra más que él, nadie a quien la conciencia le remuerda más, nadie tan fácilmente conmovible. Y nadie que, a su manera, ame más a los humanos que aquel que cada noche crea un mundo para nuestros sueños. Pero no era sólo la historia de Sandman. Junto a él, decenas de personajes igual de queridos por mí: Caín y Abel, su hermana Muerte, Matthew el cuervo, el Valle del Violín, Delirio, Destrucción, Lucifer... Y las historias de todos ellos, y las de aquellos que, alguna vez, cruzaron sus pasos con el señor de la noche. Siempre pálido, siempre de negro, siempre serio... Y del Rey del Sueño a su hermana, Muerte, de quien nadie puede no enamorarse. Porque es dulce, tierna y nos ama tal y como somos, sin querer cambiarnos. Y que hace que el paso al otro lado sea lo menos duro posible. En medio leí American Gods, que si bien me pareció un buen libro, debo reconocer que a veces me pareció demasiado denso y farragoso, impropio de Gaiman. Athair, que es un cielo, me regaló por mi cumpleaños otros cómics de Gaiman. Los Libros de la Magia, que me presentó como la versión gore de Harry Potter. No sé si la calificaría así, pero qué duda cabe de que es una historia de niños magos a lo Gaiman. Y qué duda cabe que me gustó. Mucho. También hay que destacar el regalo de todo el Palacio Imperial, La última tentación de Alice Cooper. Genial. Los lobos en la pared y Misterios de un asesinato también pasaron a engordar una colección de lecturas (que el primero es de Rapun) que el otro día aumenté con Humo y espejos (ya leído gracias a Hetoo y que me encantó), The Sandman. El libro de los sueños y Criaturas de la noche, donde aparece el mejor gato de la historia y que resume, en muy pocas páginas, el genio creativo de Gaiman. Su próxima obra, Anansi Boys, no se publicará hasta el 20 de septiembre en Estados Unidos, así que a saber cuándo puedo hacerme con un ejemplar... Pero no es sólo en la literatura donde Gaiman hace mejores nuestras vidas. El cine pronto empezará a sentir su influencia tras muchos muchos años de ausencia de su genio (sus últimos trabajos fueron en el guión de La Princesa Mononoke y un documental sobre John Bolton que escribió y dirigió). Pero estamos de enhorabuena, MirrorMask se estrena el 30 de septiembre y tiene muy buena pinta. Guión de Neil Gaiman y Dave McKean, dirección de este último y producción de The Jim Henson Company, ¿qué más se puede pedir? Si no me creéis, podéis navegar por la página de MirrorMask, y ver las fotos y el trailer. Se me hace la boca agua. Y eso es sólo el comienzo: Coraline (dirigida por Henry Selick, el mismo director que Pesadilla antes de Navidad), Beowulf (película de animación cuyo guión escribe junto a Roger Avary –Pulp Fiction–, que dirigirá Robert Zemeckis y protagonizará Anthony Hopkins), Los Libros de la Magia y Death: The High Cost of Living, que producirá New Line y cuyo guión está acabado desde abril. Además, Gaiman quiere dirigirla y parece que lo hará. El por qué: " At the end of the day, I love the project too much to want to hand it over to somebody and say, 'Yes, go and f*** it up.' I think it's the same kind of thing that Frank [Miller's] going through on Sin City. You don't want somebody else to go off and make the Sin City movie. If you're going to do it, you want it to be your thing. This is Death and I can see too many ways that people can change it". Y mientras espero que todo esto llegue, me dedico a leer su blog, divertido y tierno (como la entrada del Día del Padre del 19 de junio) y a visitar su página, donde se pueden encontrar escritos inéditos en la sección Exclusive Material y otras muchas sorpresas igual de agradables. Un lujo, un auténtico lujo. Y es que, como ya he dicho, si es Gaiman, es bueno.

martes, 28 de junio de 2005

Una de las cosas que siempre ha sacado de sus casillas a mi madre es mi reticencia a tirar nada. “Nunca se sabe”, pensaba. Por eso guardo en casa de mis padres un tambor de Colón forrado en papel de cuadros azules la mayoría de mis peluches de pequeña. O varias carpetas llenas de trabajos escolares y apuntes de las más variadas materias. No sólo de la Universidad, también del instituto. Por eso tengo en mi casa una caja negra llena de recortes de periódico sin clasificar, y un par más de cajas grandes llenas de los más variados cachivaches jamás usados por mí. O ropa que no me pudo poner hace 11 años, pero que me encantaba en su momento. Hacer limpieza suponía un auténtico sacrificio, porque mi madre esperaba sacar de mi cuarto una o dos bolsas de basura llena de esas cosas que ella consideraba inútiles. Ropa inservible, apuntes o trabajos de épocas pasadas, juguetes viejos o desvencijados... Me costaba horas y horas decidirme a tirar una u otra cosa. Y, días después, siempre echaba de menos lo que ya no estaba. Recuerdo que tenía una muñeca. No era especial, de hecho tenía 3 o 4 más como ésa. Pero me negaba a tirarla. Había perdido una pierna. No exactamente perdido, simplemente se había roto el enganche con la cadera, y no tenía mucha solución. Pero me negaba a dejar de jugar con ella. Al principio se la colocaba y jugaba con ella sujetándola. Luego, pasé al papel celo y al esparadrapo, en un intento por mantenerla pegada al cuerpo. Pero no duraba mucho. Aún así, me negaba a tirarla. Luego llegó mi primer perro, Can, un pastor alemán que la eligió como blanco en el que descansar sus doloridas encías. La muñeca perdió pelo, y todo su cuerpo aparecía surcado de pequeños mordiscos. Y cada día yo limpiaba sus babas, peinaba las calvas y pegaba la pierna, dispuesta a jugar con ella. Cuando me hice mayor y dejé de jugar con muñecas se las regalé todas a una prima. Ésa incluida, aunque supongo que ella la tiró. A lo largo de mi vida me he encontrado con muchas muñecas como aquella. He luchado por todas. No siempre lo hice bien, y no siempre la decisión de hacerlo fue la mejor opción. Hoy vuelvo a hacerme la misma pregunta, ¿me aferro a la vieja, lucho por ella, o simplemente acepto lo nuevo como algo inevitable?

jueves, 23 de junio de 2005

Rayos, truenos y centellas

Existen distintos tipos de miedos. Están los serios, los que pueden complicarte la vida, los que pueden hacer que te quedes sin hacer cosas que realmente te gustaría. Y luego están los pequeños miedos, los cotidianos, que, lejos de constituir una gran barrera, lo cierto es que te complican un poco la existencia. Dentro de esta última clase, yo incluyo mi disgusto por los truenos. Me gustan las tormentas, me gusta cuando el agua cae con fuerza, limpiándolo todo, o intentándolo. Me gustan los relámpagos, esos hilos de plata recortados sobre un fondo ciertamente oscuro. Me gusta el olor de las calles anunciando lo que vendrá. Pero temo a los truenos, al sonido en sí. Cada vez que veo un relámpago lo disfruto, mientras mi cuerpo se tensa esperando al estruendo que me sobresaltará, y que hará que quiera meterme bajo las sábanas, o bajo la mesa, cada vez.

En estos momentos mi salón se ilumina de color plata intermitentemente. Espero. Tarda en llegar, pero ahí está, como siempre. Esta vez ha sonado aún más fuerte...

Así que no puedo dormir. No sólo por la tormenta, claro. Mi cabeza se ha puesto, o más bien no ha dejado de funcionar, y aquí estoy. No gano nada, pero el sueño se ha ido. Y, encima, cada pocos segundos me miro los brazos, donde un brote de alergia está haciendo de las suyas. No va bien. Me pica, y el hielo sólo calma cuando está pegado a la piel. Tendré que tomarme una pastillita, pero mañana tengo que estar pronto en Madrid y no quisiera quedarme dormida. Supongo que, al final, la tomaré, y me dormiré tan alerta que me levantaré incluso antes de lo que realmente necesito. Mejor.

Y sigo pensando.

Sigo dándole vueltas a las cosas que he aprendido esta semana, estos días, que han sido muchas. No siempre agradables, no siempre tristes. Pero que son siempre, de un modo u otro, verdad.

A Ulises no le importa el calor. Tiene necesidad de compañía y ha elegido mi regazo, donde dormita y ronronea tranquilo. Me gustaría ser él ahora mismo. Sin miedo, sin alergia, sin preocupaciones. Con sueño, un regazo donde reposar y unas caricias en la tripa...

No puedo dormir. Va a ser una noche muy larga, lo sé. Y hay ciertas ideas que no me puedo sacar de la cabeza. Ciertas sensaciones que están ahí, me guste o no, y que me obligan a pensar, porque nunca he sido de las que las dejan de lado. Por poco que me gusten, por poco que, a priori, me aporten. Siempre aprendes cosas. A veces, que tú tienes razón, por encima de opiniones mucho más respetadas. Otras, que no la tienes. Las más, que las cosas no son como esperabas, ni de lejos. Que lo que opinan los demás no es lo que tú esperabas que creyeran. Unas pocas lo que te queda es un regusto amargo en los labios, o la sensación de estar comportándote como una imbécil, o la frustración de no poder dar marcha atrás, de no poder explicar bien las cosas a un interlocutor que te escuche de verdad, sin el prejuicio de su experiencia actuando de filtro implacable contra todas tus palabras. Fuera, la tormenta sigue. En la superficie, la alergia continúa. Dentro... la tristeza va ganando terreno. Creo que es la hora de irme a dormir. A veces, pensar mucho en algo, sobre todo a ciertas horas, no ayuda a ver las cosas más claras. Hoy es una de esas ocasiones.

sábado, 18 de junio de 2005

Freaks del mundo, alegraos

De vez en cuando me gusta retomar viejos hábitos que tenía algo olvidados, como navegar por páginas de cine y enterarme de las últimas novedades. Hoy lo he hecho, más por curiosear críticas que por otra cosa. Y he encontrado un par de alegrías: - X-Men 3. Se estrenará, o eso está previsto, el 26 de mayo de 2006. Además del elenco habitual (aunque aún no han firmado todos) estará Kelsey Grammer (más conocido como Fraisier), como Beast (a.k.a. Dr. Hank McCoy) y Vinnie Jones (Bullet Tooth Tony en Snatch). Y el director será Brett Ratner, autor de Family Man o Red Dragon. -Y en la información sobre la anterior he encontrado una perla que seguro gustará a Athair: Fox y Hugh Jackman han firmado un acuerdo por el cuál habrá spinoff de X-Men: Wolverine. Eso sí, por ahora sólo hay un guión. -Spiderman3. 4 de mayo de 2007. O eso espero, aunque de momento sólo está en preproducción. Eso sí, el guionista de las dos primeras entregas ha firmado un contrato para escribir el de la tercera, con opción a una cuarta. Quizás, después de todo, sí hagan las 6 que tenían previstas... -Piratas del Caribe. No habrá una segunda parte. O no solo. En este momento se están rodando Pirates of the Caribbean 2: Dead Man's Chest y Pirates of the Caribbean 3. La primera está previsto que se estrene el 7 de julio de 2006 y la última, a lo largo de 2007. Chow Yun Fat (Tigre y Dragón), Stellan Skarsgard (Ronin, Good Will Hunting, King Arthur...), Naomie Harris (una chica muy guapa a la que no conozco, pero que estará también en Miami Vice) y Bill Nighy (Love Actually, Underworld o The Hitchhiker's Guide to the Galaxy) también estarán en la película junto al elenco original. -Indiana Jones 4. ¿Irá en serio esta vez? Por el momento siguen con el guión. Eso sí, Harrison Ford estará y, sorpresa sorpresa, también Kate Capshaw, quien ya fue compañera de Indy en su búsqueda de templos malditos. Sí, la protagonista femenina de la cuarta entrega es la misma que la de la segunda. ¿Por fin el arqueólogo tendrá una relación duradera? En fin, que mi navegación de hoy ha sido interesante.

jueves, 16 de junio de 2005

Happy Bloomsday

Dublín hoy es una ciudad diferente. Y es la ciudad donde me gustaría estar hoy. Sin lugar a dudas. Disfrutando como una enana del Bloomsday Festival. He buscado alguna cita que poner, y he encontrado muchas, pero ninguna que realmente me apeteciera. Al menos del Ulysses. Así pues, pondré dos citas de Joyce que sí me han gustado, o que al menos casan mejor con mi estado de ánimo actual: I am tomorrow, or some future day, what I establish today. I am today what I established yesterday or some previous day. The actions of men are the best interpreters of their thoughts. Y lo dicho, Happy Bloomsday y'all.

martes, 14 de junio de 2005

¡¡¡¡Me voy de vacaciones!!!!

Parecía que no iba a poder ser y que, un año más, iba a tener que arreglar mis días libres en función de los de los demás, pero no ha sido así. Tras casi una semana de incertidumbre, hoy me han contestado con un “Sí”. ASí que dispongo de la primera semana de julio para tocarme las narices, leer y ¿jugar a la Play? (amén de otras muchas e igual de gratificantes actividades) a la orilla del mar. Y, de paso, ya he rellenado el papelito que me permitirá disfrutar de dos días libres en agosto (11 y 12, exactamente). Estoy muy muy contenta, pena que no pueda ponerme a saltar y dar botes en medio de la oficina.... Y para terminar, el brindis, en su versión original: “To absent friends, lost loves, old gods, and the season of mists; and may each and every one of us always give the devil his due”. Quizás así no lo olvidemos...

jueves, 9 de junio de 2005

Eramos pocos...

Mia madre siempre ha sido una ardiente defensora del “no te metas donde no tellaman” en la teoría. Luego, a la hora de la verdad, es capaz de meterse en cualquier fregado. Supongo que he heredado esa costumbre suya, así que me voy a meter en la discusión sobre religiones, creencias, ateísmos y demás... Imperator dijo: “Las únicas características que requiere la religiosidad es pasar totalmente de lo que te dice la razón(...)”. Disiento. Totalmente, además. Que algunos religiosos pasen de usar la razón no implica que todos lo hagan. Igual que el hecho de que algunos psicólogos dejen a un lado la razón y se vuelquen en el psicoanálisis no implica que todos los psicólogos se pasen la razón por el forro. Existen religiosos que usan la razón y otros que no lo hacen. Punto. Los misioneros (genérico que vale para ambos sexos) que pasan su vida en el Tercer Mundo, intentando mejorar las condiciones de vida de los demás, son seres absolutamente racionales que aplican la lógica a sus acciones. Sobre todo aquellos que basan sus actuaciones en el principio: “Si les das un pez, aliviarás su hambre un día. Si les das una caña, y les enseñas a pescar, aliviarás su hambre toda la vida”. Y sí, ese modo de actuar, ahora universal an las ONG, lo inauguraron las organizaciones religiosas. “(...)y a delegar parte o la totalidad de tu responsabilidad personal en una fuerza exterior a ti”. Una de las características de la religión cristiana es que Dios dotó al hombre de la capacidad de elección. Del libre albedrío. Dios hizo al hombre capaz de elegir entre el Bien y el Mal. Le explicó que era lo bueno, y qué no, pero le dio la opción de decidir qué camino quería tomar. Los católicos no creen que no tengan responsabilidad en sus actos (razón por la cual existe la redención de los pecados y la penitencia), sino que sus vidas y sus acciones deben estar encaminadas a un bien superior, deben honrar a un ser superior. No es que no sean responsables de lo que hacen, es que, las cosas que están fuera de su alcance, obedecen a un Plan Divino desconocido. Athair dijo: “por mucho que se esfuerce, la ciencia nunca podrá explicarlo todo”. E Imperator respondió: “Esa es una postura de pereza intelectual muy cómoda y común. Damos por sentado que, como ignoramos cosas, nadie nunca será capaz de conocerlas. (...) la evidencia apunta a que, esforzándose bastante, no hay nada que la ciencia no explique antes o después”. Sí, es posible que la Ciencia acabe explicándolo todo. Incluso la posible existencia de Dios. Pero creer eso me exige un esfuerzo de fe en la Ciencia, ¿no crees? Deposito mis esperanzas en que, un día, en un futuro más o menos lejano, la Ciencia encuentre las respuestas a todas las preguntas. Pero también sé que cuando la Ciencia haya acabado de desvelar las incógnitas que nos planteamos ahora, surgirán nuevas. Siempre habrá más preguntas, siempre se podrá “ir más allá” en el intento por comprenderlo todo. Así pues, la Ciencia nunca tendrá las respuestas a todo, porque siempre habrá nuevas preguntas. De todos modos lo que quería decir iba más en la línea de la fe en la Ciencia, y sobre el hecho de que ahora mismo no tenemos todos los datos. Ni todas las respuestas. Nos tenemos que apañar con lo que tenemos. Y lo que tenemos es una Ciencia imperfecta que no da respuesta a todas las preguntas que tenemos sobre la mesa. Nos guste o no. Creer que algún día (en el que presumiblemente yo no estaré) lo explicará todo es, en mi opinión, igual que creer que, algún día (cuando yo no sea yo) Dios me explicará su plan. O que cuando muera iré al cielo. Sí, la Ciencia ha avanzado. Mucho. Y tiene más respuestas que hace 100 años. Así que una forma lógica de pensar es creer que eso seguirá así eternamente. Pero igual no lo hace. Igual el problema no es de la tecnología (cada vez mejor, es cierto), sino del techo humano. De la capacidad de comprender y hacer comprensibles los fenómenos de la naturaleza. Igual un día el conocimiento científico se estanca. Tengo pruebas de que lo ha hecho, pero no de que lo vaya a seguir haciendo. Así pues depositar mi esperanza en que eso vaya a ser así es un acto de fe. Imperator: “Es una postura lógicamente insostenible, porque supone que los ateos estamos en la misma tesitura que los creyentes”. Es lógicamente insostenible desde tu punto de vista. No desde el mío. En una discusión, sobre cualquier tema, en el que haya dos posturas (ó 20), cada bando debe argumentar y exponer sus datos. Yo considero la pena de muerte como algo profundamente reprobable. Y no concibo como alguien pueda defender su bondad. Me puede parecer ilógico. Ahora bien, si me siento en una mesa con un defensor acérrimo y sale el tema, no me limitaré a decirle “estás equivocado. Aplicar la pena de muerte como castigo es ilógico”. No. Le escucharé, y le rebatiré con informes, con estudios, con códigos éticos (que posiblemnte no coincidirán con los suyos), incluso con la Biblia si es necesario. Cuando te opones a una idea, a una postura, debes saber por qué lo haces. Y con qué cuentas en tu haber para sostenerla. Dices que no hay pruebas de la existencia de Dios. Bien. No, no hay ninguna carta firmada por él en la que se haga responsable de la creación del mundo. Pero tampoco se ha demostrado que esa carta no exista. Cierto es que la falta de pruebas sobre la inexistencia de algo no demuestra su existencia. Pero de igual modo la momentánea falta de pruebas sobre la existencia de algo no demuestra su inexistencia. Es decir, hace 1.000 años la Fuerza de la Gravedad no existía. No había ninguna prueba de ello. Hoy sí las hay. Hoy podemos decir que existe porque la hemos probado. Y no existe desde Newton, existe desde el principio de los tiempos, sólo que antes no podíamos probarla. La existencia o no de Dios como “ente organizador y creador de todo” (no como viejo con barba blanca) es algo que no podemos probar ahora. Pero igual sí podemos hacerlo en unos años Imperator: “Los ateos no tenemos que demostrar nada, Athair. (...) Nos apoyamos en hechos”. ¿Podrías decirme qué hechos son esos? Y no me vale que digas como hecho el que los cristianos no han demostrado su existencia. Quiero que tú me demuestres su inexistencia. Olvídate de la falta de pruebas de unos y dame la lista de hechos comprobables que sustentan tu opinión. Si no lo haces, seguiré creyendo que tienes fe en que no existe. Imperator: “A fin de cuentas, los agnósticos lo son respecto de Dios, Alá, Jehová y las religiones actuales, pero son ateos respecto a religiones anteriores y que, además, tuvierno una vida más larga (los dioses egipcios fueron adorados durante más de 5000 años, ¿no?)”. Eso, en mi caso, no es cierto. Por la sencilla razón de que considero a los dioses (dales el nombre que quieras) como una manifestación de una misma necesidad: la de explicar el origen y destino del mundo, la de dotar de un sentido tracendente a la vida... Todos los dioses son, al fin y al cabo, el mismo dios en ese sentido (algo que hasta entendió el anterior Papa). Todos tratan de explicar lo mismo y, para mí, es tan difícil demostrar la existencia o inexistencia del dios cristiano como la de Isis. Cada dios es la personificación de la necesidad de respuestas que tienen los seres humanos. Antes, se repartían las responsabilidades. Ahora están agrupadas en un mismo ser. Es lo único que, a mi entender, ha cambiado. Y por eso ni niego ni afirmo la existencia de unos u otros. Y Rapunzell opinó: “El agnóstico es alguien que pasa de decidir. Lo deja en un "Puede que sí, puede que no". no, eso no es así. El agnóstico es alguien que no cierra ninguna puerta y que asume su propia imperfección para comprender asuntos que trascienden de él. Es alguien que sí se lo plantea, y que encuentra imperfectas no sólo las respuestas, sino también su capacidad para valorarlas en toda su amplitud. Es alguien que siempre se plantea un “Y si...” de más. Que siente que lo que los demás le dicen está cojo... Podría decir más, pero esto ya ha quedado suficientemente largo. Y ya dije bastante en mi anterior entrada llamada De creencias.

Estoy enamorada...

Sí, lo estoy. Por partida doble. Mi nuevo y recién descubierto amor se llama Scobics. No puedo evitar enternecerme 8y que me haga ilusión) cada vez que salta, contento porque, una vez más, hemos acabado con los ladrillos de colores. Y no soporto verle llorar. Es muy triste... Si queréis conocerle, no tenéis más que pinchar en la imagen de abajo: Y antes de que me llaméis enferma, jugad una pantalla y ved lo graciosos que son sus saltitos. ¡Ah! Y no os perdáis el nuevo Trailer de Charlie y la fábrica de chocolate ni tampoco el de Corpse bride, las dos nuevas maravillas de Tim Burton. Ni, por supuesto, el de mis queridos Wallace&Gromit. Y si os quedáis con ganas de más, siempre podéis ir aquí y ver todos los trailers que queráis...

miércoles, 8 de junio de 2005

Retazos (rehecho)

-Me encantan los carteles luminosos de la M-30. En serio, son de un optimista... En vez de decirte que el atasco dura exactamente hasta el punto kilométrico al que vas, te lo dicen poco a poco. Vamos, de cartel en cartel. Así te desesperas menos... O eso es lo que creen. -Mi revista está llena de inútiles. Ayer pude leer el, posiblemente, peor reportaje imaginable sobre el Bloomsday. Y casi no me dejaron cambiar nada, sólo los nombres que estaban mal escritos. Los datos erróneos, se quedaron como estaban por orden directa de mis superiores... -Me he dado cuenta de que he cambiado mis hábitos televisivos con los años. Antes veía mucho más deporte, y me encantaba. Hoy me he dado cuenta de que una parte de mí lo echa de menos. Bueno, verlo y practicarlo. Atrás quedaron aquellos buenos tiempos en que podía tirarme 4 horas viendo un buen partido de Volley. O 2 jugándolo. O toda la mañana esquiando. O... Malditas rodillas. -Escribiendo el post anterior y leyendo lo que dicen Imperator y Rapunzell sobre tener un conejo como mascota, me he acordado de Tomás, que como todos habréis adivinado, era (o es) un conejo. Yo vivía en Córdoba por aquel entonces, a caballo entre una residencia universitaria y la casa de mi novio. Un día, paseando de vuelta de la Facultad, pasé por una carnicería. Quizás fue el movimiento lo que me llamó la atención, no me acuerdo. Pero de pronto me encontré mirando una jaula en la que había un conejo marrón. Sobre la caja, un cartel: “Conejo despiezado: 1.000 pesetas”. No lo pude resistir. Miré cuánto dinero llevaba en el bolsillo y me metí en la tienda. -Quiero el conejo. -Claro que sí, señorita. ¿Lo quiere entero o se lo despiezo? -Lo quiero entero y vivo. -Pero ¿cómo se lo va a llevar así? Déjeme que al menos le rompa el cuello... -No. Lo quiero vivo. No es para cocinar. Y le tendí el dinero. El carnicero, asombrado, sacó al conejo de la jaula, salió de detrás del mostrador y me lo entregó: -¿Estudiante de Veterinaria? Apuesto que sí. -Exactamente. Y a este conejo no se lo come nadie... Tomás, a quien creo recordar que le puso el nombre mi compañera de cuarto C (quien tenía una tortuga suicida), vivió en Córdoba hasta mi vuelta a Madrid. Y pasó un verano en casa de mis padres. Luego, en septiembre, mi madre decidió que lo mejor que podíamos hacer era soltarlo en El Pardo. Y lo soltó. Quisiera creer que sobrevivió, aunque lo dudo. -Añadido a raíz de los comentarios. Gaspar fue el segundo gato que tuve en mi vida. Era blanco como la nieve, y muy cariñoso. Llegó a mi vida una noche de agosto. No había cumplido los dos meses y, desde luego, el aspecto que presentaba dejaba mucho que desear. Lo acababan de atropellar cerca de mi casa, así que paré el coche, abrí el maletero, saqué el botiquín y me acerqué. Estaba muy asustado, pero el dolor que debía sentir pudo a sus ganas de darme un zarpazo. Le examiné superficialmente, limpié sus heridas con betadine, le envolví en una toalla y le subí al coche. Aquella noche llegué muy tarde a casa, y oliendo a medicinas. Pero sabiendo que Gaspar se pondría bien. Dos días después pagué la cuenta del veterinario y me lo llevé a casa. Vivimos juntos un mes y pico. Al principio recelaba, luego cogió confianza. Incluso con mi perro, Stanley. Pero me fui a Córdoba y mi madre decidió que no cargaba con otro animal, así que se lo regaló a una amiga suya de Toledo. Ahí sigue, siendo el rey de la casa. Feliz, gordo y cariñoso. Cuando volví de Córdoba, en venganza, me traje a Tomás y a dos hamsters (Rasca y Pica) que una compañera de Facultad no podía tener: le daban alergia. La historia de Tomás ya la sabéis. Los hamsters murieron de viejos... -Me han mandado un cd con material de Batman Begins. Tiene muy buena pinta...

Piero, Petete y...

Leyendo el post de Earendil sobre los globos he recordado muchas cosas de cuando era pequeña. A diferencia de él, yo no sabía hinchar globos, pero sí atarlos. La historia de Piero, Petete y... es algo que le conté a Athair hace un tiempo y me animó a contarla aquí. Así que, ahí va... Fue el año en que se casó Lady Di, 1981 (no recordaba el año, que conste). Yo estaba pasando el verano, o parte de él, en El Escorial, en la casa de los abuelos de mis primos C y J.M. Nos bañábamos, jugábamos, veíamos la tele y poco más. Y un día su abuelo, que me trataba como a la nieta que nunca tuvo, nos trajo un regalo. Eran tres bolas amarillas como de peluche. Suaves al tacto y muy calentitas. Se movían de forma muy graciosa y siempre agradecían caricias. Eran unos pollitos preciosos. En seguida les pusimos nombre: Piero, Petete y... (no lo recuerdo, aunque también empezaba por P). Tras los primeros días adaptándose a su nueva casa (la anterior había sido una carnicería), los pequeñuelos empezaron a desarrollar su propia personalidad. Piero iba a su aire. Petete siempre estaba pegado a las piernas del primero que pasara por su lado. El otro, al que llamaremos simplemente P, era el más fuerte de los tres, el que mandaba en el grupo y les arreaba picotazos cuando Piero y Petete osaban quitarle algo de comida. Pero pronto Piero dejó de ser un pollo tranquilo. No se sabe si por un trauma infantil, o porque un día viera una bandada de pájaros, el caso es que empezó a desear volar cual Superman. Continuamente estábamos bajando a toda prisa las escaleras de la casa o la terraza para rescatarle de sus accidentados experimentos. Simplemente buscaba un sitio alto y se lanzaba, agitando de forma desesperada esas alas atrofiadas. Era tenaz. Y la tragedia se mascaba en el ambiente. Quizás porque teníamos 4, 6 u 8 años. O porque de todos modos hubiera acabado igual, el caso es que un día Piero saltó desde la terraza sin que nos diéramos cuenta. La altura no era excesiva. 3 metros a lo sumo, pero el pobre cayó a plomo. Y como esa vez no tenía a nadie que le recogiera abajo, no sobrevivió. Y yo me quedé sin pollo. Tras el correspondiente entierro en el jardín, nos volcamos en los dos supervivientes. Cada uno seguía con sus manías, sólo que las de Petete se agudizaron al no tener un hermanito al que pegarse. Y un mal día decidió seguir a la abuela de mis primos hasta la cocina. Se estaba haciendo la comida, así que ella entró tan tranquila y cerró la puerta. Un extraño crujido le advirtió que algo iba mal. Petete no había sido lo suficientemente rápido y sólo había conseguido meter la cabeza en la cocina cuando la puerta se cerró. Resultado: sólo quedaba un pollo, P. En vista de nuestros infructuosos intentos por mantener a 2 de los 3 pollos vivos, decidimos que lo mejor que podíamos hacer era dejar a P a su aire. Y eso hicimos. Y P creció fuerte y sano sin nuestra ayuda. Y se convirtió en un señor pollo que se paseaba orgulloso por la casa. Un día P desapareció. Nos dijeron que se había escapado. Y nosotros, acostumbrados ya a la pérdida de pollos, lo creímos. Lo que no consigo recordar es si en las siguientes 24 horas, en esa casa se comió pollo...

Debí hacerlo antes...

Pero no me decidía. Aunque, eso sí, debo decir que no me sorprende demasiado el resultado. No, nunca fui de los que levantaban la mano en clase...
Emo Kid You are 28% Rational, 14% Extroverted, 0% Brutal, and 14% Arrogant.
You are the Emo Kid, best described as a quiet pussy! You tend to be an intuitive rather than a logical thinker, meaning you rely more on your feelings than your thoughts. Not only that, but you are introverted, gentle, and rather humble. You embody all the traits of the perfect emo kid. You are a push-over, an emotional thinker, gentle to the extent of absurdity, and so humble that it even makes Jesus puke. If you write poetry, you no doubt write angsty, syrupy lines about depression, sadness, and other such redundant states of emo-being. Your personality is defective because you are too gentle, rather underconfident in yourself, decidely lacking in any rational thought, and also a bit too inhibited.

I probably made you cry, didn't I? Fucking Emo Kid.

To put it less negatively:

1. You are more INTUITIVE than rational.

2. You are more INTROVERTED than extroverted.

3. You are more GENTLE than brutal.

4. You are more HUMBLE than arrogant.

Compatibility:

Your exact opposite is the Smartass.

Other personalities you would probably get along with are the Hippie, the Televangelist, and the Starving Artist.

martes, 7 de junio de 2005

Sigue el juego

Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser? Pregunta complicada. Y mucho. Ulysses podría ser una opción. Me duraría mucho. El Principito podría ser otra. Buenos presagios también tiene papeletas. Bueno, todo Gaiman tiene un buen número de posibilidades.... O Paul Auster, cualquiera, o Daniel Pennac... Pufff, qué difícil. ¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción? Millones de veces, sí. Tantas, que no puedo recordarlas todas. Quizás las últimas hayan sido Sandman y Falquian. ¿El último libro que compraste fue? Pues compré varios de una tacada: R de rebelde, Hombres de armas, Ferdinando el toro, Sapo y Sepo inseparables e Historias de ratones. ¿El último libro que leíste fue? Me acabo de terminar R de rebelde y he releído todo Sandman. ¿Qué estás leyendo actualmente? Pues tengo varios: Buenos presagios, de nuevo; Hoghfather; Sin City. Cinco libros que llevarías a una isla desierta. Si voy con Rapun, paso de llevar libros de supervivencia (je je je), así que yo llevaría la literatura. Eso sí, me haría una edición especial de todo Gaiman (Sandman incluido) que contara como un solo volumen. Los otros cuatro serían Ulysses, La felicidad de los ogros, La noche del oráculo y El señor de los Anillos, la edición en un tomo. Si Rapun no viene, un buen libro de supervivencia, todo Gaiman, El señor de los Anillos, Ulysses y... La noche del oráculo. Posiblemente. ¿A quién le pasas el bastón y por qué? Pues con todo mi cariño, a Athair. Porque en Literatura me ha descubierto un nuevo mundo.

miércoles, 1 de junio de 2005

Mal comienzo

Esta mañana ha empezado como cualquier otra. Bueno, no, que hoy he hecho un gran esfuerzo de voluntad para levantarme en cuanto ha sonado el despertador. Me he duchado, me he vestido, he hablado un poco por el messenger y me he ido al trabajo. Como cada mañana, llevo mi coche hasta las cercanías del Palacio Imperial, donde lo dejo bien aparcadito y cojo el metro allí. El trayecto suele ser agradable, cortito pero con tiempo para leer un poco. Hoy no ha sido tan agradable. En el largo pasillo que lleva de la entrada a las taquillas había un hombre. Bueno, más bien un chico de unos treintaytantos. Sucio, desaliñado y bastante colocado, la verdad. Se ha acercado a mí para pedirme dinero, y como le he dicho que no tenía, se ha puesto violento. Ha empezado a gritarme y a acercarse a mí hasta que me ha dejado arrinconada contra la pared. Es posible que si hubiera intentado agarrarme hubiera podido zafarme, pero no las tenía todas conmigo. No era muy fuerte, o no lo parecía, pero destilaba agresividad por cada poro, y eso es peligroso. El caso es que no se acercaba, se limitaba a increparme e intimidarme acercándose paso a paso para alejarse luego un poco, lo justo como para volver a la carga medio milisegundo después. Casi hubiera preferido que se acercara más, habría podido intentar algo. Así, como estábamos, él tenía todas las de ganar. Al final se han oído pasos que bajaban por la escalera, y cuando el chico ha girado la cabeza mi cerebro ha transmitido a mis rodillas que no era un buen momento para quejas y he salido corriendo. Me ha seguido un poco, luego ha debido decidir que mejor buscaba a otro... Así que hoy no he leído. El miedo aún estaba ahí y me ha impedido concentrarme en todo el camino. Aún ahora, contándolo, sigo sin estar tranquila. Creo que nunca me acostumbraré a que me pasen estas cosas.