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viernes, 29 de julio de 2005

Hoy los periódicos abren sus portadas con, ¡oh sorpresa!, una buena noticia. Una de esas cosas que nos alegran un poco la existencia. Después de 50 años de ataques, el IRA anunciaba el abandono total de la violencia (redactar esta frase me ha costado más de lo que parece por culpa del interiorizado lenguaje políticamente correcto). Después de 5 décadas, británicos e irlandeses pueden salir a la calle con la confianza de que nada va a pasar. Es cierto que ya llevaban 8 años de tregua, pero el peligro siempre estaba allí, más ahora con las negociaciones paradas y la autonomía de Irlanda del Norte suspendida. 50 años de enfrentamientos. Cerca de 3.000 muertos en total, unos 1.800 atribuidos al IRA. Demasiada sangre, de uno y otro bando, derramada por una idea. Recuerdo la primera vez que fui a Dublín. Cada mañana desayunaba en el B&B en el que me alojaba y después me encaminaba a la Hugh Lane Gallery. Fue mi primera visita en Irlanda, y allí me enamoré de un cuadro al que visitaba cada día. El mismo día de mi vuelta fui de nuevo al museo, quería despedirme. En la sala, el mismo vigilante de cada día, que me saludaba con amabilidad. Pero esa vez fue distinta, porque no pudo evitar preguntarme qué veía en el cuadro, por qué regresaba cada mañana. Cuando se enteró de que era española la conversación giró, inevitablemente, a ETA y el IRA. El buen señor, afiliado al Sinn Fein, defendía el uso de la violencia. Yo intentaba hacerle entender que estaba absolutamente en contra. En un momento determinado sacó a colación los hechos del Domingo sangriento (14 manifestantes muertos en Londonderry, 1972) como justificación. Y aunque entendía su frustración, no podía compartir su razonamiento. Obviamente nadie convenció a nadie aquel día, pero guardo un buen recuerdo de aquella conversación. Me gustaría estar hoy en Dublín, ir a la Hugh Lane Gallery y brindar con aquel vigilante frente a mi cuadro. Ójala noticias como esta llenaran las primeras páginas de los periódicos cada día, hasta que no quedara nadie dispuesto a matar en nombre de una idea. Pero hubo alguien que expresó mucho mejor que yo la frustración que supone saber que, allí fuera, sigue habiendo gente dispuesta a eliminar ideas, o realidades, eliminando a aquellos que las defienden. Sunday Bloody Sunday I can't believe the news today I can't close my eyes and make it go away. How long, how long must we sing this song? How long, how long? 'Cos tonight We can be as one, tonight. Broken bottles under children's feet Bodies strewn across the dead-end street. But I won't heed the battle call It puts my back up, puts my back up against the wall. Sunday, bloody Sunday. Sunday, bloody Sunday. Sunday, bloody Sunday. Sunday, bloody Sunday. Oh, let's go. And the battle's just begun There's many lost, but tell me who has won? The trenches dug within our hearts And mothers, children, brothers, sisters Torn apart. Sunday, bloody Sunday. Sunday, bloody Sunday. How long, how long must we sing this song? How long, how long? 'Cos tonight We can be as one, tonight. Sunday, bloody Sunday. Sunday, bloody Sunday. Wipe the tears from your eyes Wipe your tears away. I'll wipe your tears away. I'll wipe your tears away. I'll wipe your bloodshot eyes. Sunday, bloody Sunday. Sunday, bloody Sunday. And it's true we are immune When fact is fiction and TV reality. And today the millions cry We eat and drink while tomorrow they die. The real battle just begun To claim the victory Jesus won On... Sunday, bloody Sunday Sunday, bloody Sunday..

jueves, 28 de julio de 2005

Retazos

–Tengo resaca. Hacía mucho tiempo que no me pasaba, pero cuando me he levantado esta mañana no podía casi ni abrir los ojos del dolor de cabeza que tenía. Mi estómago ha estado dando guerra toda la mañana, pero el sushi ha demostrado sus cualidades curativas a la hora de la comida. Y eso que el atún no estaba especialmente bueno, para ser sinceros. –Ayer me di cuenta de lo fuertes que son algunos estereotipos a la hora de hacer juicios sobre las personas. Como mi coche está en el taller (el domingo algún gracioso decidió estropear la única cerradura que funcionaba), tuve que bajar al trabajo en metro. Afortunadamente en mi parada no suele haber muchos viajeros, con lo que siempre hay sitio para sentarse. Dos paradas más tarde se subieron unos cuantos pasajeros, uno de los cuales se sentó a mi lado. Le faltaba el bañador para ser el tipo del anuncio de Fanta y el chiringuito. En serio. Una vez que se puso cómodo empezó a leer un libro que llevaba. Y yo me pregunté qué horror inimaginable estaría leyendo. El gran hito literario que le adjudiqué como máximo era El código Da Vinci o algo similar. Así que ni corta ni perezosa eché un ojo para comprobar si tenía razón. Error. Lo que el tipo estaba leyendo era nada más y nada menos que un libro sobre la historia de Genghis Khan, al parecer (que investigué después) un gran clásico de la literatura histórica. Me quedé muy sorprendida, gratamente, y algo conmocionada por la fuerza de los prejuicios. –La semana pasada fue mala, y el fin de semana fue peor. Afortunadamente las cosas mejoran, y siempre hay gente con la que puedes contar. recibí varias sorpresas agradables en forma de comentarios que animaron las largas horas. Otros se han echado de menos. Lástima. El sabor agridulce es fácil de llevar. Se examine, se clasifica, y se coloca en su lugar, donde no moleste. Ha estado ahí, pero ya no. He decidido hacer algo más útil con él que saborearlo durante días. Ahora forma parte de mi libro de experiencias. Por cierto, a mi tío le han dado hoy el alta. –Llevo unos meses con los gastos algo disparados. No me preocupa especialmente el hecho en sí, hasta ahora me las he apañado para seguir comiendo todos los días (y Ulises también), pagar la hipoteca y los gastos de la casa, etcétera. Pero quería ahorrar por dos buenas causas, entre ellas la posibilidad de engrosar las filas del paro el día 16 de noviembre. No sé cómo lo voy a hacer, pero tengo que hacerlo. Voy a ver si dejándome una nota en la nevera, que pueda ver todos los días, avanzo algo... –Estoy cansada de mi trabajo. Del trabajo en sí, de la consideración en la que lo tienen, en que no dejen de recordarnos que no nos pagan para pensar y que no tenemos criterio para hacer cambios... Y estoy cansada de trabajar con gente incapaz de recordar cosas básicas, cosas que son el pan nuestro de cada día. Reglas que se aplican invariablemente todas las semanas, en todos los reportajes, sin excepción y sin modificaciones. Estoy muy cansada, de verdad. A veces hasta me dan ganas de gritar "¡pero es que no eres capaz de recordar algo tan sencillo como esto!"...

sábado, 23 de julio de 2005

Menuda semana

Me acaban de llamar mis padres, por separado. Mi padre ha tenido un accidente de coche, ha perdido el control y se ha dado con uno que venía de frente. él está bien, aunque el coche parece que ha quedado siniestro total. Además, en el otro coche viajaban un señor, sus dos hijos y su suegra. Él y los dos niños parece que están bien, la suegra creen que tiene el brazo roto. Yo no puedo dejar de temblar. Mierda de semana. Mierda, mierda, mierda.

viernes, 22 de julio de 2005

Perspectivas

-Mi tío está bien. hoy le han sentado y se queja de que le duelen los riñones, señal para mi padre de que está bien :) Le están dando medicación para deshacer el atasco arterial y mañana le suben a planta. El lunes o el martes le harán una angioplastia y luego, a recuperarse del todo. Gracias a todos aquellos que os habéis preocupado por él y que me habéis llamado y/o dejado comentarios. -Tengo ante mí 3 días de tocarme las narices a dos manos, después de un día en el que tampoco he hecho nada, ya que en el trabajo me dieron el día libre. El haberme despertado a las 7.30 de la mañana lo ha hacho más largo y fructífero. Y tener a Athair a mi lado casi toda la mañana lo ha hecho mucho más agradable. Por la mañana hemos ido de tiendas: además de un par de regalos nos hemos hecho con el primer número de Lucifer (ya tenía ganas), el Saboteur (¡ya es mío!) y con Ninja burger, un gilijuego de SJ que tiene muy buena pinta. En cuanto estéis todos por aquí lo probamos. -Siguiendo con el día consumista, me he comprado El club de la lucha en DVD. Estaba de oferta y no he podido seguir resistiendo la tentación que me atenazaba desde que volvimos de Málaga. Y todo ello acompañado por un gran pedido hecho a Amazon a primera hora: manuales de Warhammer para Athair, Pratchett y Gaiman para los dos. -Estoy probando los programitas para copiar DVD que me instaló FaHss!!! en mi nuevo ordenador. Van genial. Creo que ya tengo tarea para el fin de semana: bajar al videoclub y alquilar muuuchas películas. De momento ya tengo Million Dollar Baby. - ¡¡¡Ayyyy!!! Qué de tiempo libre :) Igual mañana me acerco a la exposición de Corot del Thyssen. Hace demasiado que no piso un museo... -He mentido, sí tengo qué hacer estos días: volver a jugar a The Curse of Monkey Island. Ahora mismo estoy en el duelo del banjo. Mooooola :)

jueves, 21 de julio de 2005

Ayer fue, en toda regla, una mierda de día. La mañana fue tranquila, hasta que me enteré de que, laboralmente, ayer era viernes para mí. Luego todo fueron nervios, estrés y prisas. A las seis de la tarde cometí una estupidez, e hice enfadar mucho a alguien. No poder arreglarlo en muchas horas no ayudó a que mi estado de ánimo fuera el mejor del mundo. Y ya para terminar, a las diez de la noche, me llamó mi madre para decirme que mi tío estaba ingresado en el hospital del Alcorcón por un infarto. Más nervios y menos ganas de seguir trabajando. Las noticias que llegaban no eran muy buenas, así que lo único en lo que podía pensar era en eso. A la una conseguí salir del trabajo y llegar al hospital (le habían trasladado para ver si podían hacerle un cateterismo) poco más de media hora después, justo cuando llegaba la ambulancia. En medio pude arreglar algo, que no del todo, el estropicio de la tarde. Largas horas en la sección de Críticos esperando noticias y rodeada de familiares, todos con la cara igual de larga. Muy entrada la noche nos enviaron a casa con la promesa de que estaba estabilizado y no era necesario hacer nada. Dormir pocas horas y a trabajar. Y hoy, al llegar a la redacción, la llamada de mi padre diciéndome que acababan de bajarle a quirófano para hacerle un cateterismo. Y ahora sólo queda esperar. Mierda de día....

miércoles, 20 de julio de 2005

Variedades

–Trabajo. A veces tengo la sensación de que la gente me trata como si fuera imbécil perdida. Me estoy refiriendo al trabajo, ese lugar en el que paso largas y largas horas... La sensación de estar dando un consejo (sobre edición, informática o la alimentación de los cangrejos de río en temporada estival) y que no sólo no te hagan caso, sino que lo reciban con un seco”eso ya lo he hecho”, aun cuando no es cierto, no es nada agradable, y acaba dejándome al final del día un regusto amargo. Me quedan cada vez menos ganas de echar una mano, y eso no es bueno. Ni para mí ni para la sección. Así que cada día me fuerzo un poquito más e intento hacer borrón y cuenta nueva. Pero estoy muy quemada... A eso se unen las directrices dadas por algún que otro jefazo para lograr que me renueven: “Tú quédate calladita y sin moverte. Que nadie se acuerde de que existes”. No es una táctica agradable, sobre todo porque en ella está implícita la dificultad actual para que me renueven. Si no tuviera que pagar una hipoteca posiblemente me plantearía las cosas de otra forma. –Harry Potter and the Half-Blood Prince. Llevo días intentando escribir una crítica que no desvele demasiado. Y no me sale. Quiero decir que me ha gustado, pero que no lo considero (ni de lejos) el mejor de la serie. Debe mucho a sus predecesores, y eso se nota. Rowling ha encontrado una fórmula maestra que le funciona, o que le funcionó, y se está aferrando a ella con demasiada intensidad. Hay, en mi opinión, demasiados amagos, demasiados momentos en los que se juega al despiste, y eso acaba por no ser bueno. Es evidente que la intriga es uno de los ingredientes fundamentales de esta serie, pero no hay que pasarse. Rowling no es Hitchcock, no tiene su maestría, y si el maestro del suspense no abusaba de los McGuffins, ¿por qué tiene que hacerlo ella? Si en La Orden del Fénix se notó los años que le llevó escribirlo, en éste ocurre otro tanto de lo mismo, pero en su contra. Pero no creáis que no me gustó, porque no es así. Es solo que creo que le sobran algunas cosas. Y que hay otras que chirrían un poco. –Otros. Hay cosas que me ponen triste. Cosas que no me gustaría que pasaran. Ni a mí ni a otros que tengo, y siento, cerca. Las relaciones humanas son difíciles y, quizás por ello, hermosas. pero a veces desearía quitarles parte de esa complicación y conceder a la gente que me importa un tiempo libre de problemas, discusiones y malos rollos. Tampoco me importaría enfadar menos a la gente. Y aunque intento cada día lograr todo eso, poco a poco, parece que no hay forma de triunfar en ese campo. A la tristeza de los hechos se une la impotencia por no ser capaz de evitarlos. Mala combinación, se mire por donde se mire. Igual lo que tengo que mirar no es a las situaciones, sino mi forma de gestionarlas...

domingo, 17 de julio de 2005

Acabo de terminar

17 horas (a las que hay que descontar comidas, duchas, siestas, trayectos varios...). 50 regalices rojos. 1 chupachus. Dos coca-colas, medio litro de Nestea y un par de litros de agua. 607 páginas. Lo he empezado esta mañana y acabo de cerrar mi ejemplar de Harry Potter and the Half-Blood Prince. Estoy agotada. Tremendmente agotada. ¿Que si me ha gustado? Sí, mucho.

viernes, 15 de julio de 2005

Retazos

–Hoy he tenido una mala noche. No conseguí dormirme hasta las 3, más o menos, y a las 4.30 me despertó un mensaje en el móvil. Cuando me iba a dormir de nuevo, otro mensajito me desveló (5 de la mañana). A las 5.30 volví a caer rendida, para volver a despertarme a las 7, cuando una negra bola de pelo y mimos se subió a mi cama y se pegó tanto a mi nariz que no me dejaba respirar... Ulises había conseguido abrir la ventana del baño (que creí cerrada) y se había escapado de la cocina. Así que le saqué del cuarto, cerré la puerta y a dormir de nuevo hasta las 8. En total, 4 horas de sueño agitado y un gran dolor de cabeza... –El segundo mensaje de la noche era de mi proveedor (por llamarlo de alguna forma) de Internet, asegurándome que habían doblado la velocidad de mi conexión. Pero juro que desde ayer va mucho más lenta, y no me deja entrar en páginas tan raras como Yahoo o Google. Espero que para cuando llegue esta noche ya funcione mejor y sólo haya sido un problema temporal por estar toqueteando en la línea... –En tan agitada noche he tenido un sueño extraño. En él aparecían Pucela, su hermano y sus tres hijos, a los que Athair y yo visitábamos para conocer. Al llegar, lo primero que me dice Pucela es que sólo ha llevado a dos de sus hijos porque la tercera (sí, era chica en mi sueño) está en una clase, que si queremos podemos ir con ella y participar. Aceptamos y acabamos en una clase de Expresión Corporal amenizada con música en directo. Música clásica que tocaba una pequeña orquesta donde destacaba Rapunzell tocando el violonchelo... En mi sueño, Rapun sabía tocar muchos instrumentos y era una música muy solicitada. Yo pasaba toda la clase junto a la niña de Pucela, moviéndonos y riéndonos. Al acabar, le pedía que me diera un beso y me contestaba que no. Al preguntar la causa ella, muy seria, contestaba: “es que no me fío de tu apellido”. Raro, muy muy raro. –Otro misterio a resolver: esta mañana Athe me ha indicado que en mis enlaces, al pinchar sobre el de Earendil, la dirección a la que te enviaba era de nuevo a mi blog. En la plantilla, sin embargo, la dirección estaba bien puesta. Me ha costado un buen rato poder arreglarlo, y es que el enlace parecía decidido a enviarte de nuevo a mi blog, lo hiciera como lo hiciera. –Queda un día. De hecho, unas horas. Las puertas de la Fnac me esperan, y uno de los sofás del Starbucks también... Todo en muy agradable compañía. Tengo que comprar regalices. Susto a este respecto cuando Athair me ha dicho que su hermano había visto en las noticias que no se vendería el libro mañana. Falsa alarma, en la Fnac lo tendrán. ¡¡¡Bien!!! Me pregunto si lo tendrán en el Vip’s cuando salga del trabajo... –Tenía más cosas. Se me han olvidado todas...

jueves, 14 de julio de 2005

Situacion laboral

Nada más incorporarme al trabajo esta semana recibí una mala noticia: además de los 5 despidos producidos el día de mi marcha de vacaciones, la empresa había decidido prescindir de otras 10 personas. Y parece que seguimos contando. A pesar de que trabajamos en el mismo edificio, la verdad es que esas 15 personas y yo no tenemos nada en común, ni siquiera la empresa que nos contrata (ya que esto es más bien un conglomerado de empresas pequeñitas). Aunque, obviamente, la Gran Casa Madre sí es la misma. Si a los despidos le añadimos las prejubilaciones, tenemos como resultado una especie de expediente de regulación de empleo no declarado. Pero tampoco desmentido. El mismo lunes de mi vuelta se celebraban elecciones a Comité de Empresa. Y voté. Y hoy se han presentado los elegidos con no muy buenas noticias. Además de la no desmentida limpieza, parece ser que la Gran Casa Madre ha recuperado su sueño (tener una televisión) y, por eso, hay que reducir gastos. Este sueño no es la primera vez que se da, y al parecer en la anterior ocasión, u ocasiones, el procedimiento fue el mismo: que les jodan al resto de empresas, reduzcamos gastos para poder crear la nueva empresa. Tengamos los fondos necesarios antes incluso de que nos den la licencia, y descuidemos al resto, que poco importan. Así que me he asustado un poco. Y, claro, al acabar la asamblea, me he acercado al Comité para explicarles que mi contrato acaba el 15 de noviembre, y que si no me renuevan estoy jodida. Nadie sabía nada. De hecho, la pregunta más repetida ha sido “¿pero tú no eras fija ya?”. Pues no, no soy fija. Ganas no me faltan, pero oportunidades parece que sí... Con muy buenas palabras me han dicho que intentarían enterarse de algo, y que lo ideal sería saber más sobre mi situación en septiembre. Antes imposible. Y que hablara con mi jefe. Pero mi jefe está de baja y, además, se encuentra en tratos con un abogado para acogerse a la prejubilación. Así que me he ido a ver a mi otro jefe y la conversación ha sido igual que la anterior: –Mira M., es que mi contrato se acaba el 15 de noviembre, y ya sé que es un poco pronto, pero dada la situación estoy algo asustada. –Pero si yo creí que eras fija... –Ya, parece ser que es una creencia extendida en la casa, pero va a ser que no. Y, claro, con una hipoteca que pagar, pues me gustaría saber si existe alguna posibilidad de que me renueven, o si es mejor que empiece a mandar currículos a McDonald’s... –Ya, pues no sé qué decirte. Yo creo que J. (el gran jefe) tampoco sabe nada de tu situación, pero se lo diré y en cuanto sepa algo te comento. No creo que haya problemas, pero en esta casa nunca se sabe... Conclusión: es genial trabajar en una empresa donde tus jefes directos desconocen tu situación laboral, y donde tu continuidad la deciden otros a los que jamás has visto, a los que jamás verás, y que, además, no sabes ni siquiera quién son, pues cuando se habla de ellos se hace nombrándoles como la ciudad donde tienen aposentados sus reales en cómodos sillones de cuero. Afortunadamente he dicho algo, porque si no me imagino que el día 15 de noviembre mi tarjeta habría dejado de funcionar a la entrada, y habría tenido que volver a casa con una enorme caja de cartón con todos mis papeles dentro, para gran desconcierto de mi redacción. No tengo muy claro qué va a ser de mí en los próximos meses. Bueno, no lo tengo nada claro, pero de momento no me cogeré ni un día más de vacaciones, quitando los dos días trabajados por las elecciones gallegas, no vaya a ser que no me renueven... Odio esta situación de inseguridad y de temor ante el futuro. Mierda, mierda, mierda...

Magia

Ayer, como bien dice Athair en su blog fuimos a ver Hoy no me puedo levantar. Casi cuando están a punto de colgar el cartel de fin de temporada (el 17 de julio es el último día antes de irse de gira). Pero es que, aunque me gustan los musicales, éste no me atraía en exceso, la verdad. No por las canciones, ni por el productor o el guionista. El hecho de que fuera un montaje 100% español me quitaba las ganas de ir. ¿Qué queréis que os diga? La verdad, los espectáculos puramente nacionales a los que he ido eran bastante lamentables. En fin, el caso es que hace un par de meses Athair me comentó que le apetecía ir a verlo, así que me armé de valor y compré las entradas. Y ayer, tras largas horas de angustia en las que pensaba que iba a perder el dinero y las entradas, me vestí mi mejor sonrisa y allí que me fui. El espectáculo es lamentable. El guión es tópico, nada original y cargado de lugares comunes. La escenografía no es nada del otro mundo, salvo quizás la escena emulando al Cirque du Soleil, que tampoco es gran cosa. Hay actores, y personajes, para todos los gustos: el que lo hace bien, el que lo hace mal, el que es estridente, el gracioso... El vestuario, como debe ser, es hortera. El montaje audiovisual es algo cutre, y ya podrían haber hecho dos vídeos: con el protagonista y con su cover, para que no cantara tanto. Y, sin embargo... Sin embargo tiene magia. Porque la música es buena, porque las letras te llegan, porque es, en cierta medida, parte de la banda sonora de nuestra vida. Hay canciones de Mecano que no me gustan, otras que me dejan indiferente, algunas incluso que odio, pero hay otras que me encantan. Y ayer un teatro lleno hasta la bandera pudo comprobar como no soy capaz de reprimir las lágrimas cuando suenan determinados acordes o se cantan determinadas frases. Y mi llanto no tenía nada que ver con la historia que se estaba desarrollando ante mí, sino con la que se presentaba dentro de mí. Son canciones que me llevan a otros momentos de mi vida, que me recuerdan sensaciones, sentimientos, vivencias... Son, como ya he dicho, parte importante de la banda sonora de la película que es mi vida. Y escucharlas siempre es bueno. Porque te recuerdan lo que eras, y te hacen apreciar lo que eres ahora. Ayer tuve miedo en determinados momentos, porque, la verdad sea dicha, las adaptaciones se cargaron algunas de mis preferidas. Pero hubo otras que mejoraron, y mucho. Cuando Mecano era Mecano asistí a varios de sus conciertos, y en todos salí completamente emocionada. Era un gran directo. Y ayer pude asistir, en cierta medida, a otro. No eran los mismos. Pero la esencia estaba allí, y te llegaba. Gracias Athair, por querer ir a ver el espectáculo. Y por querer ir a verlo conmigo.

miércoles, 13 de julio de 2005

De agujeros negros y otros misterios

Existe la fundada creencia de que la lavadora es algo así como un agujero negro para los calcetines. Irremediablemente atraídos hacia su núcleo, miles de parejas han sido separadas en lo mejor de su vida, dejándonos a todos con miles y miles de calcetines solitarios que nunca más hemos podido volver a ponernos. Algunas teorías defienden que, en realidad, los desaparecidos no son tales, sino que simplemente son transformados en otra cosa: generalmente pelusas que se esconden bajo la cama, formando gremios (de espías, asesinos, ladrones...) y planeando un golpe de Estado en la casa... Afortunadamente puedo afirmar que mi lavadora no es de esas traidoras que te dejan sin ropa. En el año que llevo en la nueva casa sólo he perdido un calcetín, y fue porque se me cayó al tenderlo y ha sido imposible recuperarlo. Sin embargo, mi casa tiene su propio agujero negro. Se trata del armario. Más concretamente de la segunda balda del armario de mi cuarto. Y tiene sus propios objetivos: camisetas. Y cuanto más me gusten, mejor. Hace un año se dio el primer caso, que achaqué a mi despiste o a causas ajenas... Pero hoy no he podido negar la evidencia. Hace una semana, justo antes de irme de vacaciones, decidí que debía comprarme algo de ropa, aprovechando aquello de las rebajas. Me compré un par de camisetas, entre ellas un polo negro de manga corta muy normalito, pero muy mono. Me lo llevé a la playa, donde no pude ponérmelo ya que el día que lo quise estrenar mi espalda y mis brazos quemados se negaban a nada que no fuera algodón, y bien sueltito. Así que lo volví a meter en la maleta y lo saqué al llegar a Madrid. Como no había sido usado, lo puse en su sitio: la segunda balda del armario. De eso hace 3 días. Hoy, al ir a ponérmelo, he descubierto que no estaba. Ni rastro de él. Nadie ha entrado en mi casa. Sé perfectamente lo que me he puesto estos días y, sin embargo, la camiseta no está... Y hablando de misterios, lo que me acaba de pasar... Estaba yo tan tranquila en mi mesa, navegando por Internet, cuando ha sonado el teléfono. El fijo. Lo he cogido y era una mujer preguntando por Pepi. Le he dicho que se había equivocado y hemos colgado. Poco después ha vuelto a sonar el teléfono. Y allí estaba ella de nuevo. Como era la segunda vez le he preguntado que a qué número llamaba y... ¡me lo ha dado bien! Quiero decir, era mi número de teléfono. Solo que aquí no vive ninguna Pepi... Yo sigo alucinada. Y apostaría a que la señora también... Pero el misterio más grande de todos, el que más me preocupa, es saber a qué hora voy a salir mañana y pasado del trabajo, teniendo en cuenta que aún no hemos hecho nada de la revista. Bueno, miento, 6 páginas de 106...

martes, 12 de julio de 2005

Desvaríos varios

–El ser humano tarda muy poco en acostumbrarse a lo bueno... Y mucho en volver a la realidad de lo mediocre que puede ser la rutina. Después de una semana de descanso, libros, risas, mimos y dormir acompañada, la vuelta a mi día a día está siendo dura. Mucho más de lo que había pensado. En los últimos tiempos me he dado cuenta de lo difícil que me resulta ahora desacostumbrarme a lo bueno, aunque sepa que tiene fecha de caducidad. No sé si es que me he vuelto más confiada o si tengo las defensas más bajas... Sea lo que sea, debería ponerle remedio, que antes me llevaba menos disgustos por este motivo. –Mi nuevo ordenador va tomando forma. Bueno, más o menos. Poco a poco voy instalando los imprescindibles. Esta mañana le ha tocado el turno a The curse of Monkey Island, y esta tarde, con suerte, haré un huequecito a esos pequeños seres de pelo verde, vestidos con una especie de camisón azul y que andan a saltitos: los Lemmings. Y todo gracias a beor, que me dijo que seguían existiendo. –Athair, que es un encanto (aunque él diga lo contrario), me hizo un precioso regalo durante nuestra estancia en Málaga:
Me encanta, aunque aún no he podido sacarla de la caja, por miedo a que Ulises se la cargue. Así que tendré que ir a Ikea, a por una vitrina donde poder exponerla, junto a otras figuritas. Y buscando la foto, me he enamorado de otras figuras. Sí, qué se le va a hacer, estoy fatal de lo mío:

–Ya queda menos para el lanzamiento del libro más esperado... por lo menos por mí. 4 días. 4 largos días y será mío, sólo mío.... Y en cuanto me lo termine, a esperar a septiembre, cuando se publica Anansi Boys, la nueva novela de Gaiman. –Y puestos a tener el día freak, he estado buscando jueguecitos de cartas por Internet gracias a la ayuda de Athe. Y he encontrado uno que podría tener buena pinta:
Si alguien lo conoce, que diga algo...