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domingo, 23 de abril de 2006

Y el Oscar es para...



Mi vida parece Hollywood. No porque esté rodeada de Angelina Jolie, Bradd Pitt, George Clooney o similares, que ya me gustaría (sin menospreciar una pizca lo presente, claro). Ni porque mi rutina se asemeje a un guión cinematográfico cualquiera. No, no es eso. Es sólo que mi cuerpo ha decidido convertirse en la sucursal española de la Twentieth Century Fox, Miramax, Amblin, Warner Bros. y compañía. Todas a la vez, y sin descanso.

La próxima vez que queráis ver al supervillano enfrentado al ciudadano normal convertido en superhéroe no vayáis al cine. Y que no se apuren los distribuidores, no es que ya no haya películas que atraigan al público, es que las he acaparado yo. Soy el resultado de años de concentración y monopolio, y tengo la exclusiva de las superproducciones.

El otro día me dieron los resultados de mis análisis. Todo normal, dentro del caótico orden en que se ha convertido mi cuerpo. O que siempre ha sido pero que ahora conocemos. A la secreción descontrolada (ahora un poco más encarcelada) de hormonas y a la insoportablemente elevada producción de antígenos para combatir los elementos extraños tipo polen, cacao y demás (es decir, alergias), se ha unido algo nuevo: la superproducción de insulina. ¿Qué significa esto? Nada grave, aunque sí coñazo. Significa que genero más insulina de la necesaria para quemar una cantidad X de glucosa, por lo que acabo consumiendo una cantidad X+Y, con la consiguiente hipoglucemia. Tratamiento, ninguno. Bueno sí, consumir pequeñas cantidades de azúcares cada poco tiempo, de forma que pueda nivelar el ciclo producción-consumo.

Hoy me han dado 2 bajadas de azúcar. La segunda ha sido en casa, mientras me lavaba el pelo después de teñírmelo (el mechón de canas no era nada favorecedor). La primera ha sido algo más preocupante: en el coche, conduciendo, cuando volvía de hacer la compra. Eran las dos y media de la tarde y mi cuerpo ha considerado que 3 cucharadas de azúcar con el té y 2 sobrecitos de ídem con un café no eran aportes sufientes. Así que he tenido que parar el coche. Afortunadamente llevaba 2 kilos de fresas entre los alimentos que he comprado. Y he dado cumplida cuenta de, aproximadamente, medio kilo. Media hora después estaba bien. Un susto, pero nada más.

A partir de ahora llevaré siempre fresas en el coche. Tienen suficiente azúcar, están muy ricas y huelen muy bien. Tendré seguro antiinsulina y ambientador en un solo pack.

En otro orden de cosas debo confirmar las declaraciones que Athair, Athe e Imperator hicieron antes que yo: El Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth da un mal rollo horrible. Casi prefiero seguir intentando no ser aplastado por una roca en el Resident Evil 4.

¡Ah! y copiando a Cassandra yo también he hecho mi lista de CD. Es evidente que soy muy poco original:


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