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sábado, 29 de abril de 2006

Neil Gaiman es Dios y Dave McKean su profeta o por qué me cago en la madre que parió a los directivos de cierta distribuidora



Estoy enfadada. Cada vez menos, pero esta tarde he vivido momentos de absoluta frustración. Afortunadamente Internet es grande, y parece que estoy a punto de superar el obstáculo que ha tenido a bien presentárseme hoy.

Esta tarde he salido a hacer algo de compra al supermercado de al lado de mi casa. Una vez pertrechada con algunos alimentos, he decidido pararme en el videoclub, para ver si había algo que mereciera la pena. Al principio no he encontrado nada, pero cuando, desanimada, enfilaba el camino hacia la puerta, lo he visto. Solitario, casi invisible, pero ahí estaba. El DVD de Mirrormask (La Máscara de Cristal en español, gran traducción, claro). Me he abalanzado sobre él, ya que sólo había disponible una copia, y llevaba muchos meses ya queriendo verla.

Para quien no lo sepa diré que Mirrormask es el producto de un triángulo creativo inigualable: Dave McKean en la dirección y el guión, Neil Gaiman en el guión y la producción y la Jim Henson Company en la producción y el origen del proyecto. Una pequeña joya que, inexplicablemente, ha pasado inadvertida en España. Bueno, inexplicablemente no.

El proyecto nació (si no me equivoco) en 2002, a raíz de una llamada telefónica, y del deseo de recuperar el espíritu de películas como Cristal oscuro y Dentro del Laberinto. Tres años después la película estaba acabada, y había una distribuidora dispuesta a llevarla a todos los cines. Con ciertas condiciones, claro. El acuerdo era estrenarla en 52 cines de Estados Unidos y, en función de la acogida, ampliar las salas y los países. Pero claro, algo así está destinado a fracasar. En 6 semanas la película no llegó a los 600.000 dólares de recaudación y, aunque las críticas fueron excelentes, se convirtió en un largometraje destinado a una minoría afortunada, mientras el resto cruzábamos los dedos.

En España la película ha salido directamente en DVD, sin darle una ocasión en los cines. Aún más, el lanzamiento en DVD se ha restringido al alquiler y no se ha hecho ninguna publicidad sobre ello. La distribuidora ni siquiera lo anuncia (ni en la web oficial ni en la parte de prensa) ni comenta nada sobre la posibilidad de sacarlo a la venta.

Aún así yo quería el DVD. Una opción era pedir un enorme favor y que me lo enviaran desde el otro lado del Atlántico. La otra, copiar el DVD, guardar los archivos en mi disco duro y grabarlo si, y sólo si, mañana no lo encontraba en la Fnac. Desde luego en su página web ni aparece, pero la esperanza es lo último que se pierde. Pero cuando he ido a grabarlo... ¡¡sorpresa!! El DVD viene equipado con un sistema anticopia que mis programas no podían saltarse.

Genial. Y aquí se ha producido mi cabreo, porque a ver, si tienes una película que no distribuyes en cine, que sacas en DVD de alquiler de tapadillo y que no tienes ninguna intención, al menos aparente, de sacar a la venta... ¿Qué más te da que lo copie? Joder, si los videoclubs ya te han pagado lo que deben y ellos van a tener que alquilarlo igual para que la gente lo copie, ¿a qué viene putear un poco más a los 4 pringados que tenemos interés en la película?

Pero como ya he dicho antes, la esperanza es lo último que se pierde, y he acabado consiguiendo un programa para desencriptar el DVD. Sí, parece ser que al final tendré mi copia, por mucho que los de la distribuidora intenten impedirlo. Aunque claro, pudiera ser que sólo lo hayan hecho para favorecer la creatividad personal y mejorar nuestros sistemas de búsquedas de información. O algo así.

En fin, en cualquier caso la película es muy buena. La estética es inconfundiblemente de McKean, y a mí me encanta. Eso sí, supongo que si McKean no entra dentro de tu lista de dibujantes/ilustradores preferidos, igual tiene menos gracia. Y la historia es absolutamente Gaiman. Sí, quizás el argumento no parezca muy original, pero el desarrollo sí lo es. Me gusta la capacidad que tiene para combinar 2 historias en una misma, o para convertir un relato sobre los conflictos de la adolescencia en un cuento de fantasía.

Y luego están los detalles absolutamente geniales. Como las esfinges, que estéticamente son gatos, y a las que les encantan los libros, aunque no los lean. O la imagen de los libros que, al saberse rechazados por su lector, vuelan tristemente hacia la biblioteca. Sin olvidar a "The really useful book", valiente, amable y sabio, como deberían ser todos los libros que, alguna vez, deben guiar tus pasos.

Sí, en definitiva es una gran película llena de momentos deliciosamente geniales. Y es que no en vano Neil Gaiman es dios y Dave McKean, su profeta. Jim Henson estaría orgulloso.