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miércoles, 4 de enero de 2006

¿Que quieres ser de mayor? (Ampliado)

No aguanto la incompetencia. De verdad que no. Y estoy muy cansada de encontrármela cara a cara cada día en el trabajo. Cada semana la revista en la que trabajo sale a la calle. Y cada semana hay errores de edición en ella. Lo curioso es que el 90% de ellos no son responsabilidad mía. Es decir, son historias que yo no he visto, o que he corregido y alguien me ha corregido después. Acabo de coger una historia en segunda lectura, es decir, que ya había pasado por un editor. Nada más empezar, dos errores me han golpeado en la cara, directos a la retina: expecies y linguista. Pero no es solo eso: continuamente estoy corrigiendo nombres, datos, fechas, fotografías... Es cansado. Y no quiero pasar el resto de mi vida haciendo esto. El otro día mantuve una interesante conversación con Imperator, Rapunzell y Athair sobre este tema (¿por qué será que todas las conversaciones con ellos son siempre interesantes?). Bueno, ellos hablaban y yo escuchaba. No porque no tuviera qué decir, sino porque me costaba mucho articularlo. La conversación giraba en torno a lo que cada uno quería, o no, hacer con su vida. O, mejor dicho, hacer en su vida. A qué le gustaría dedicarse, al menos por ahora, a cada uno de ellos, y por qué habían tomado esa decisión. Mientras ellos hablaban, yo reflexionaba sobre por qué me dedicaba a lo que me dedico. Y, por triste que parezca, la verdad es que la respuesta es que porque había sido lo más fácil. De pequeña quería ser abogada, de pobres inocentes, más concretamente. Lo cuál habría hecho que me muriera de hambre y de desesperación. A los 16 cambié la vocación y quise estudiar Medicina, pero me faltaron 3 centésimas para poder acceder a la carrera, y en mi casa no querían ni oir hablar de mandarme fuera un año. Así que hice un año de algo que no me interesaba nada: Pedagogía. Luego llegó Veterinaria y Córdoba, y la vuelta a Madrid cuando descubrí que no me interesaba curar las diarreas de caniches presumidos residentes en La Moraleja. Así que me dejé llevar por el empuje de mi madre y acabé en Periodismo, lo que ella quería que estudiara desde que tengo uso de razón. Me fue bien, empecé a trabajar y acabé donde estoy porque eso era más fácil que volverme a arriesgar. El problema es que ahora estoy en su sitio en el que realmente no quiero estar. Antes no me molestaba tanto, o lo acallaba con más acierto, pero eso ya no basta. No me importa demasiado leer cosas y corregir sus fallos. El problema es lo que leo. Normalmente me pone de mala leche, porque los textos son absurdos, engañosos, faltos de profundidad o análisis, meros refritos de lo que otros han publicado... Y además suelen estar mal escritos (lo que me hace preguntarme por qué ellos triunfan como redactores y yo estoy abocada a convertirme en una sombra en esta redacción). Durante un tiempo mi única ambición era volver a la redacción. Ya no. No quiero hacer lo que se hace aquí. No quiero hacer el periodismo que se premia en esta y otras redacciones. En realidad en todas las que conozco. Ya me da igual contar la noticia primero, o hacerlo de forma impactante. Me gustaría contar la verdad, siempre, ser objetiva... pero eso no está bien visto. Así que hace unos meses creí que lo que más podía apetecerme era algo relacionado con la literatura. Y mandé mi CV a un puesto de trabajo que nunca me iban a dar: editora de literatura infantil. Obviamente no me lo dieron, pero descubrí que existía un Master de Edición (orientado a la publicación de libros) con un programa interesante y una ventaja: es no presencial. Leí mal el precio (o estaba mal donde lo consulté) y pedí apoyo económico que, por distintos motivos, no me pudieron conceder. Así que pensé “quizás el año que viene haya conseguido ahorrar”. Y lo aparqué en un rincón, con el riesgo de que la idea no volviera a ver la luz. Hoy, no sé por qué, he estado trasteando con la idea. Y he descubierto que todo lo que había visto sobre el tema no está bien. Para empezar, es menos dinero. Y, lo que es peor, el curso empieza en Marzo de 2006. Bueno, en realidad es que hay dos convocatorias al año. Sí, lo sé, no es malo en sí, lo malo es que me da mucha rabia perderme una nueva convocatoria. Porque no tengo lo que se necesita para la reserva de plaza ni puedo garantizar (gracias a que me han subido la cuota de la hipoteca) que pueda pagar el resto de las mensualidades. Quizás en octubre de 2006 pueda hacerlo ¿no? -------------------------------------------------- Después de quejarme del trabajo de mis compañeros, me siento mal. No porque las críticas en sí me hagan sentir mal (aunque no me gustan especialmente, si he de ser sincera), sino porque me acabo de enterar de que el despiste laboral de M. se debe a que su madre está ingresada en el hospital, muy enferma. Tanto, que el médico quiere hablar con toda la familia esta misma tarde. Sé que no tenía por qué saberlo, pero no me sienta bien saber que he hecho una valoración injusta de una persona. Por otro lado, esta situación tiene otra consecuencia: cuando ella se vaya al hospital, yo me quedaré como jefa de edición. Eso significa que, posiblemente, hoy salga algo más tarde de lo normal. También es posible que ocurra lo mismo mañana, ya que ella no sabe si va a tener una urgencia y, sobre todo, le he dicho que mañana se vaya ella antes, que me quedo yo mirando ferros y demás, que no me importa. He mentido un poco diciéndole que no tenía nada que hacer, pero sé que igual así ella acepta mi oferta y puede pasar más tiempo con su familia. Por otro lado, tal y como han sido estas Navidades (y sabiendo que Athair no iba a poder estar) no creo que realmente me pierda gran cosa. Seguiremos informando -------------------------------------------------- Por cierto, llevo varios días buscando pinzas portanotas/portafotos sin suerte. Necesito unas cuantas para la mesa del trabajo, así que si alguien encontrar algunas monas, agradecería cualquier información.