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miércoles, 17 de noviembre de 2004

12.09 Me confieso Sí, creo que ya es hora de que me confiese. La culpa me quema en el pecho, y las consecuencias de mis actos empezarán a notarse en breve. Así pues, abro mi corazón ahora, reconozco mis pecados y así, al menos, no podréis acusarme de mentiros, ni de no haber avisado. Hace 10 días cometí (con el apoyo de alguien) una terrible imprudencia: me compré una PS2. Y, lo que es peor, adquirí con ella dos juegos. Dispuesta a no tirar el dinero, la conecté y jugué con ella. Y hoy puedo decir, terriblemente avergonzada.... ¡¡¡que soy una viciosa!!! La jodía consola, o los jueguecitos, me han enganchado hasta el punto de tener en mi poder dos ejemplares de una revista de vídeojuegos, leída ya de cabo a rabo en busca de novedades y futuras adquisiciones. Hace dos días que no juego, no por falta de ganas o interés en desengancharme, no. Es que estoy a punto de terminarme uno de los juegos ¡¡¡¡y no quiero hacerlo si no consigo sustituto antes!!!! Este mediodía tengo planes con mi PS2: acudir a una tienda y comprar más juegos. Pero no tengo dinero para todos los que quiero, así que tengo que elegir. Y no consigo decidirme. Hay uno que es inapelable. Pero luego hay otros tres que no me importaría nada tener. Pero nada nada. Así pues, queridos lectores y amigos, no os asustéis cuando os aborde y os pida la lista completa de vuestros juegos (que sé que tenéis) para poder ampliar mis conocimientos de este infame invento. Y ¿sabéis qué es lo mejor? Que por delante tengo tres semanas de vacaciones y sólo pienso en la cantidad de tiempo que tendré para jugar (de ahí que tenga que elegir más de un juego, aunque cuente ya con el apoyo logístico de Athair). Y en la RAM (si finalmente puedo ir) sé que echaré de menos estar en mi casa jugando. Athair, cielo, has creado un monstruo...