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viernes, 15 de octubre de 2004

14.16 Impresiones falsas ¿Por qué será que últimamente tengo la sensación de estar errando en mis juicios más de lo que es habitual en mí? Quizás, sencillamente, porque sea así. Y la gracia que eso me hace es más bien poca. Nunca he sido muy confiada, la verdad. Pero mis cotas de desconfianza hacia el ser humano están alcanzando niveles de infarto. Y no puede seguir así. Que la gente haga cosas que no entiendo, o que no reaccionen como yo lo haría puede que solo signifique una cosa: que no son yo. Y nada más. ¿Por qué buscar monstruos donde no los hay? ¿U obstáculos donde nunca han existido? ¿Por qué no aceptar lo bueno, agradecer más lo que se hace y hablar las cosas que no me gusten? ¿Por qué seguir dando vueltas a los mismos temas, una y otra vez? A veces acuso a los demás de no darse cuenta de lo que hago por ell@s, pero me pregunto si no estoy actuando yo igual: pasando por alto pequeños y grandes esfuerzos; minimizando actos; despreciando caricias de acercamiento. Sí, claro, sigue habiendo cosas que no me gustan (el buen rollo de los antihistamínicos no da para tanto), pero hasta yo soy consciente de que la única manera de que cambien, si es que eso es posible, es hablando las cosas. Tomando decisiones por lógica, coherencia y cariño (a uno mismo o a los demás). Y nunca, nunca, por venganza o por dar una lección. ¿O no estáis de acuerdo?