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martes, 19 de octubre de 2004

20.52 Mala leche acumulada Cuando era más joven no soportaba a la gente que no pillaba las cosas a la primera. Con la edad, cosa rara, me he vuelto más tolerante: ahora me sacan de quicio los que no las entienden a la tercera. Me atacan, me pongo muy nerviosa y, por eso, acabo siempre de mala leche y convencida de que estoy rodeada de inútiles. Hoy, mi teoría se ha demostrado cierta en un 66,66% de los casos (o más de un 71% según el momento). Después de un mierda de tarde como la de ayer (en la que ni siquiera pude ir a Aikido para descargar tensión) he tenido un día horrible (aliviado por dos cortas conversaciones telefónicas y una sorpresa, que luego contaré). El caso es que hoy en el curro me tocaba reunión sobre la pagina web de mi publicación. Y ha sido, cuando menos, desesperante. Un chico muy majo ha venido a explicarnos el funcionamiento del gestor de la web, bastante sencillo, con lo que puedo decir sin falsa modestia que mucho, lo que se dice mucho, no he aprendido. Pero eso, en el fondo no está mal, porque indica dos cosas: que la interfaz es bastante sencilla e intuitiva, y que mis conocimientos no son tan nulos como creía. Pero todo ha empezado mal. Bueno, todo va mal desde el proceso mismo de concepción de la idea. El motivo, muy sencillo y básico: ¿Con qué trabajamos en la empresa? Con Mac. ¿Para quién está diseñado el gestor? Para PC. Manda huevos, que diría alguien. Bien, como en la empresa son muy avispados han solucionado el problema rápidamente: solicitando equipos nuevos (PC). ¿Cuántos? 2. ¿Para cuántas personas? ¿Para 2? No, claro que no, eso sería muy fácil. A juzgar por los presentes en la reunión el número se eleva a 6 curritos. Genial, vamos a tener que pedir turno para trabajar. Eso sí, pretenden actualización diaria (de lunes a viernes) de la web. Lo que yo digo, como en la carnicería o la frutería. En fin, sigamos con la reunión. Al pobrecito que nos han mandado de profe le han hecho la pascua. Le han dado un equipo para la exposición que consistía en un PC de sobremesa y un iBook, pero el equipo conectado al proyector era, evidentemente, éste último. Pero caro, él nunca había trabajado con Mac, y antes de empezar su charla hemos tenido que enseñarle nosotros. Luego ha empezado el lío, y es que la gran mayoría de mis compañeros de reunión (informático incluido) han demostrado que son gilipollas, y que lo que tienen en la cabeza es serrín. Al final he acabado concluyendo que los milagros existen, como lo demuestra el hecho de que las dos principales dianas de mi post sean jefes. Uno, no me cabe duda, demostró su valía hará unos 20 años. Lástima que no le dijeran que la competencia no es como montar en bicicleta, con el tiempo y la falta de práctica se acaba olvidando. La otra me ha confirmado lo mucho que vale en este país ser hija de, independientemente de tu valía profesional. No voy a entrar en detalles sobre el contenido y altura intelectual de las discusiones, pero eran casi de patio de Primaria. Primero porque allí ni dios sabe qué es lo que de verdad se quiere. Segundo, porque la gente tardaba horas, y no exagero, en comprender conceptos tan básicos como que para llevar una noticia a portada basta con pinchar en el botón/icono de “meter en portada”. O, la mejor, la discusión con uno de los iluminados sobre si otras ediciones digitales guardan o no archivo de sus contenidos en la web. Porque vamos, lo que yo decía era que si íbamos a duplicar el esfuerzo de la redacción (esperad que me río), lo menos que podíamos hacer era garantizar la pervivencia de estos en un plazo mayor a una semana. Sobre todo si los contenidos, de carácter exclusivo (esperad que me río otra vez), iban a ser completamente diferentes a los de la edición impresa. Bueno, pues no os lo vais a creer, pero mañana tengo que hacerle una demostración de que esos archivos existen realmente. Para complicar la cosa, resulta que hay que aprenderse una serie de códigos html: negrita, cursiva, meter enlaces, salto de párrafo y poco más. Pero claro, yo comprendo que eso es demasiado para sus mentes sobrecargadas de información tras leer el último bestseller de mierda. Al final he tenido que pedirle al chico de la charla que hiciera un listado y una guía rápida y fácil de los pasos a seguir (el esquema que ha presentado no era suficiente para según qué ineptos). Sí, habéis leído bien. Se lo he tenido que pedir yo porque a nadie se le ha ocurrido. En medio, discusiones sobre si la caducidad de una semana (modificable) de las noticias nos daba más o menos libertad (y menos opciones a meter la pata y borrar lo que no se debe), que una caducidad de 48 horas. O si el pedir dos servidores distintos (para los contenidos de papel y los de la web) era más o menos manejable (teniendo en cuenta que en la actualidad, con un solo servidor, basta seleccionar una opción u otra en el formulario de la noticia para que sean tratados de forma distinta). Como veis, la leche. Yo he acabado de muy mala ostia, pero es que el pobrecito de fuera lo flipaba y al final ha acabado hablando sólo para mí (que era la única que entendía la diferencia entre colgar una foto de 200 kb y una de 15 megas), y buscando que yo entendiera las cosas. Creo que a los demás les ha dado por imposibles. Bueno, a otra compañera también la ha tratado como al ser inteligente que es. Y después de la descarga de bilis (regada con mimos de Ulises y una buena cerveza roja irlandesa), una buena noticia: la sorpresa. Hoy he recibido la llamada de un empresa muy interesada en mantener una entrevista conmigo, con posibilidades de incorporarme a su equipo. Resulta que tenían mi CV desde hace meses (al final he descubierto quién se lo pasó) y me han citado para mañana (querían verme hoy). Así pues, mañana me presentaré a una entrevista muy muy tranquila, que para eso me han llamado ellos. Y, ¿quién sabe?, quizás luego tenga algo que contar aquí.