16.40
La alarma
Hay pocas veces en que mi cabeza me grita "para". O, al menos, hay pocas veces en las que yo escucho atentamente y acato su orden.
Hoy ha sido una de estas veces. En realidad creo que lleva ya un tiempo gritando y haciendo sonar una alarma interna, de hecho hace más o menos una semana tuve un aviso, pero no hice demasiado por escucharlo o acallarlo. Simplemente, lo dejé de lado. Y, claro, la alarma sigue sonando, y lo de hoy ha sido brutal. Hasta me ha enseñado la señal de STOP, roja y blanza, a tamaño gigantesco. Así que he decidido pararme y tomar aire.
Sí, eso significa que este fin de semana no acudiré a la barbacoa planeada. El examen de conciencia que debo hacer me impediría disfrutar al 100%, así que mejor me quedo en casa, con Ulises. Eso no quiere decir que no os vaya a echar de menos, o que no me gustaría estar con vosotros. Más animado seguro que será, pero a veces, como alguien dijo alguna vez, "un hombre ha de hacer lo que ha de hacer". En este caso es una mujer, pero da lo mismo. La máxima sigue siendo válida.
No hay nada grave en esta decisión, ni en las cosas a las que tengo que dar vueltas. Pero sé que este, el fin de semana, es el momento de hacerlo. No sé lo que va a durar, dependerá de lo sincera que pueda ser conmigo misma, pero no creo que más de un día. El sábado debería ser suficiente para cantarme las verdades a la cara, reflexionar sobre ellas y buscar soluciones. O al menos empezar a buscarlas.
Sé que hay cosas que estoy haciendo mal, muy mal de hecho. Otras, a las que no presto demasiada atención, o les presto la que no es, y sus beneficios se van perdiendo en la lejanía. Lo peor, que estoy repitiendo viejos errores, cayendo en los mismos comportamientos que juré dejar de lado. Y eso tiene malas consecuencias. Quisiera saber por qué lo hago, aunque quizás eso me lleve más de un día. Hay malos hábitos que es difícil quitarse de encima.
Por ahora, deberá bastar con identificarlos, ver a dónde me llevan, saber si eso es lo que quiero y, si no es así, introducir cambios y nuevos parámetros que mejoren el presente y el futuro. Quizás no consiga cambiar nada, o descubra que las posibilidades que ahora se me abren no son tan malas (aunque sólo sea por comparación a lo que podría pasar), pero lo que no quiero es poder reprocharme después que fui alertada del peligro y no hice nada.
jueves, 22 de julio de 2004
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