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martes, 14 de septiembre de 2004

00.44 Septiembre Me encantaría irme a dormir, en serio. Pero las fiestas al lado de casa no ayudan nada. Había sido invitada a un concierto en agradable compañía, pero he decidido dejarlo pasar porque esta tarde he tenido que empastillarme un poco gracias a mi amiga, la Sra. Migraña. Ahora, tras más de 30 minutos de fuegos artificiales a 100 metros de casa (lo juro), creo que debí ir. Por lo menos me hubiera divertido. Aunque Ulises lo hubiera pasado fatal solo. El pobre no sabía dónde esconderse, y no sé qué le asustaba más, si el ruido o las luces brillantes en el cielo. Hoy he tenido un buen día. Despejar la cabeza por la mañana con una adorable conversación telefónica es una de las mejores formas de salir de la cama. Luego, en el trabajo, he agradecido a todos los dioses (mayores y menores) haber cambiado el turno. Y es que, al llegar a la redacción, la jefa de Sociedad y Cultura me ha preguntado si quería seguir encargándome del teatro, o si se lo pasaba a la becaria (que así podría colaborar durante todo el año). Y sí, he sido egoísta. Así que le he dicho que me encargaba yo, que no se preocupara que lo tenía todo (aquí he exagerado un poco, ¿y qué?). Y justo cuando he cerrado la boca me ha dicho que genial, que para esta semana tenía una página entera para mí sola. Je je je. Por fin algo de marcha en el terreno laboral. La mañana ha pasado rápida entre mails, blogs y la felicidad por haber recuperado algo de terreno. Hay veces que las cosas salen bien. El miércoles es el cumpleaños de mi padre. No tengo muy claro qué regalarle, y no queda mucho tiempo. Pero prometo que este año no se me pasará. No como los últimos 26 años... Por si esto fuera poco, Impe tiene trabajo (bien por ti, cariño). Y otras opciones en el futuro. Lo mejor, que según he leído en su blog, por ahora eso no le impide (ni a él ni a Rapun) hacer una escapada a la soleada costa del sur, que tanto necesitamos todos. Y si no pueden toda la semana siempre está el fin de semana ¿no? Seguiremos informando sobre el tema. Más buenas noticias: alguien está al otro lado del charco y sé que está feliz. Espero que Chicago sea mejor de lo que imaginaste. Pásalo bien, que te lo mereces. Y la semana, que alguien vaticinó como interminable, se perfila bien. Hoy sesión de cine en casa (Italian Job, muy recomendada y recomendable); mañana me arreglan el baño, que estará como nuevo la próxima semana. Cine el miércoles, en una muy agradable compañía (y posiblemente comida familiar). Jueves y viernes tranquilos, currando un poco. Sábado fiesta y, quizás, visita por la tarde al Reina Sofía (y si no, el domingo). Domingo de tranquilidad, resaca y maletas. Una semana completa, como puede verse. Y que promete ser buena, muy buena. En otro orden de cosas me gustaría señalar que es septiembre. Y este es un mes que me encanta. Todavía hace calor, buen tiempo. Lo suficientemente alejado del pleno verano como para que pueda salir en tirantes sin miedo a las quemaduras. No, no me pondré morena, pero al menos no iré como si llevara hábito. El otoño se acerca y se nota en los colores que adornan las calles. Me encantan las alfombras de hojas en otoño... Y esa época se acerca. Siempre me pareció que ésta es la época más romántica del año. qué se le va a hacer, a veces yo también soy algo ñoña. Me gusta septiembre. Me encantan las promesas que trae su brisa. Me gusta que me recuerde que lo malo siempre pasa. Que los malos recuerdos se acaban cayendo, dejando espacio en las ramas para llenar los árboles de hojas verdes y brillantes. Me gusta septiembre. Y éste, más.