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jueves, 9 de septiembre de 2004

17.14 Me equivoqué Solo una hora después de reincorporarme a la vida laboral ya puedo decirlo. Me equivoqué. La tarde no se perfila igual que la mañana. De momento va peor. A las molestas circunstancias vividas esta mañana se ha unido el agradable trato de una compañera. Sí, muy muy agradable. Resulta que ha venido a pedirme un número de teléfono de una asociación, ya que hace 3 meses hice un reportaje sobre el tema. Más o menos. El caso es que yo juraría que no tuve ese teléfono nunca, pero aún así lo he buscado. En la agenda, en mis notas manuscritas, en las pasadas a ordenador, en los cuadernos... Y nada, no ha aparecido. Se da la circunstancia de que ese reportaje lo hice yo de manera accidental, la susodicha compañera no quiso ir a una rueda de prensa, me mandó a mí y, a partir de entonces todo vino rodado. Para más inri el tema entra dentro de su especialidad. es decir, que si alguien debía tener ese teléfono era ella, y no yo. El caso es que acabo de ir a decirle que no lo tenía, o que al menos no lo encontraba. Su comentario ha sido genial: “menuda periodista que no guarda los teléfonos”. De algún modo se ha dado cuenta de que se había pasado, y ha intentado quitarle hierro al asunto añadiendo un “no te preocupes, no pasa nada”. Pero el daño ya estaba hecho. Ya me ha jodido un par de horas. Y ha echado por tierra el poco buen rollo recuperado en la comida. No sólo por lo que ha dicho, sino por la única respuesta ingeniosas que se me ha ocurrido soltarle: “lo siento, pero es que ahora no soy periodista”.