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jueves, 2 de septiembre de 2004

15.25 Más fantasmas Ayer, con un poco de ayuda externa, desperté a algunos de mis peores fantasmas. Esos a cuyo lado siempre procuras pasar de puntillas, no vaya a ser que descubras que no está tan vencido como creías. Por desgracia, son de lento despertar. Ayer, salvo alguna lágrima que pugnaba por escapar mientras se quebraba mi voz, no dieron más señales de vida. Pero hoy han aparecido cuando más desprevenida estaba, en medio del trabajo. Y tengo ganas de echar a correr hasta quedarme si aliento, de gritar. Y de pegar a alguien. Pero, sobre todo, tengo ganas de llorar. Porque estos fantasmas cada vez asustan menos, pero siguen doliendo igual. Me gustaría llegar a casa y refugiarme, pero no puedo hacerlo. Me queda una razonablemente larga jornada laboral por delante. Pero, sobre todo, es que Ulises aún no ha aprendido a consolar. A escuchar las palabras y los silencios. A curar heridas con besos. Hoy es uno de esos días en que odio dormir sola, porque sé lo que me espera cuando cierre los ojos.Y el abrazo de las sábanas, o de la almohada, hoy no es suficiente. P.D. EMGADMO y NHPMIQLM