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viernes, 17 de septiembre de 2004

17.00 Seguimos avanzando Hoy he vuelto ha hacer un esfuerzo en mi afán por recuperar mi antiguo puesto. La verdad es que no tenía pensado hacerlo, de hecho no iba vestida de acuerdo con la situación (vaqueros, camiseta y zapatillas de deporte). Pero ha dado igual. En un céntrico y lujoso hotel se presentaban las nuevas colecciones de grandes marcas de joyería, relojes y accesorios (carteras de piel, plumas en plata, petacas para el alcohol recubiertas por cuero...). Vamos, un exceso. Me habían invitado hace unos meses y, como ya digo, no pensaba ir. Pero el caso es que me he acercado a la hora de la comida. Total, no tenía nada mejor que hacer. He aguantado interminables explicaciones sobre los mecanismos de funcionamiento de los relojes, inagotables disertaciones sobre lo discreto de algunos modelos de joyería... En fin, lo de siempre. Pero al menos he vuelto a saludar a algunas personas que conocía, he declarado que “sigo viva y en activo” y me he vuelto a casa con dos sorpresas. La primera, descubrir lo mal que le ha sentado el último año a un compañero de profesión con el que me fui a París el pasado diciembre. Era un tío muy majo y muy bien parecido, pero hoy casi ni le he reconocido... La segunda sorpresa: una cesta maravillosa de frutas (pequeñas piñas, platanitos y demás cosas exóticas) que pesa unos 2/3 kilos. Es decir, que tengo fruta rica rica para rato. Humm... me voy a poner las botas. Ayer me fui al cine con FaHsS!!! y Tomber. La verdad, lo pasé genial, por muy mala que fuera la película. Las risas, las llamadas y mensajes a los móviles, los comentarios en voz baja y los malabarismos para compartir un cubo de palomitas entre tres animaron una noche que se prometía divertida. Ideal la presencia de Joyce. Y quizás, sólo quizás, me una a ellos en su actividad pre-fiesta del sábado. Ahora mismo (bueno ahora mismo mismo no) me estoy leyendo 31 canciones de Nick Hornby. El autor de la novela Alta Fidelidad que tantos adeptos tiene por estos lares. Está bien, aunque no conozca la mitad de los temas de las que habla. Afortunadamente es un libro que habla de más cosas, y forma parte de mi educación musical (en honor del Capitán Napalm). A la espera están dos libros a los que tengo muchas ganas, pero que estoy posponiendo conscientemente (para disfrutarlos en vacaciones): La noche del oráculo de Paul Auster; y Windows on the world de Frédéric Beigbeder. Del primero no hay mucho que pueda decir. Me han gustado cada uno de sus libros que he tenido el placer de leer, aunque reconozco que Tombuctú es mi preferido (la historia de un perro callejero que, a la muerte de su dueño vagabundo comienza un viaje en busca del paraíso canino, llamado, como no, Tombuctú, donde cree que se reunirá con su amigo humano). Tiene una sensibilidad especial, y una forma de hilar tramas y contar historias completamente hipnotizante. Llevaba semanas deseando que saliera el nuevo libro, y ahora que lo tengo... Frédéric Beigbeder... autor francés, joven, que dió la campanada con 13,99 euros, novela que me divirtió y escandalizó a partes iguales. Continuó con Último inventario antes de liquidación, un encargo de la Fnac francesa para que hiciera el último repaso del milenio a grandes obras de la Literatura Universal. Lo que decía, y cómo lo decía, le hizo ganarse una admiradora. Por último, El amor dura tres años. Una novela que me deprimió para devolverme la esperanza antes de finalizar sus páginas. Que me hizo reír y emocionarme, preocuparme y suspirar tranquila porque otros habían experimentado lo que yo... Windows on the world es su última novela, mitad ficción mitad real. Es, todo hay que decirlo, al que tengo más ganas, y el que más me está costando posponer. Veremos si pasa del fin de semana. Más noticias, estas para ultramar (si es que me lee). Le he cambiado el coche a mi madre, así que el viaje a destinos ideales para el descanso será más cómodo. Ha comenzado la búsqueda de piso, o eso me han dicho. Y me han prometido una respuesta sobre la compañía para este fin de semana. Ah! y un encargo, si puedes: las 13 cartas de ampliación del Bang!. Esto, para Athe.