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domingo, 10 de octubre de 2004

1.53 Áurea/Angel (The Corrs) Yo tenía unos 9 ó 10 años, más o menos. Estaba en casa y mi madre me dijo que, al día siguiente iban a venir una amiga suya y su hija. “Se llama Áurea, tiene un año menos que tú”, me dijo. Genial, pensé, alguien con quien jugar. Mi madre, que a veces sabe leer en mi mente, se apresuró a añadir la coletilla. “Tienes que tener cuidado, podéis jugar, pero no hacer el burro. Será mejor que os quedéis en casa y hagáis algo tranquilo”. Yo no entendía nada, la verdad. Y aguardé la explicación de mi madre. Que llegó inapelable: “Áurea tiene leucemia, así que hay que tener cuidado para que no se haga heridas”. No recuerdo lo que pensé, pero sí la sensación: esas cosas no podían pasarles a los niños. No era justo. Ella tenía un año menos que yo, era tan pequeña... no era justo que yo tuviera toda la vida por delante y ella... Áurea llegó y no se parecía a nada de lo que hubiera tenido antes a mi alrededor. Era cariñosa, muy muy cariñosa. Era inquieta, curiosa, miraba las cosas como queriendo absorber hasta la última partícula. Queriendo captarlo todo. Y cómo se reía. Se reía siempre. Con carcajadas que en otro habrían sonado falsas, pero que en ella eran oro puro. Morena, pequeña, muy pecosa. De piel muy suave y besos cálidos. Recuerdo que, al final del día, le regalé una pequeña reproducción de la Dama de Elche. Le había gustado, y yo quería que lo tuviera todo, que tuviera la oportunidad de ser como yo. Poco después mi madre me contó que habían venido a Madrid porque la estaban haciendo pruebas para un transplante de médula. Su única esperanza. Y meses después la operaron, también aquí. Fuimos toda la familia al hospital, pero yo no pude entrar, no querían que la viera en ese estado, y ella no podía recibir muchas visitas. A la salida, mi madre me contó que había preguntado por mí, por si seguía siendo tan guapa, tan buena y tan simpática. También me contó que, entre las pocas cosas que había en su habitación de hospital estaba la Dama de Elche que le había regalado. Yo rezaba cada noche (sí, rezaba de verdad) para que tuviera una oportunidad, para que la operación fuera bien. Y, al no recibir noticias en muchos meses, asumí que había ido todo bien. Que podría disfrutar de la vida como los demás niños. Cerca de un año después, mi madre viajó hasta la ciudad de Áurea, y vio a su madre. A su vuelta, fuimos a cenar a un restaurante llamado Charlot. En los postres, le pregunté por Áurea. Mis padres se miraron y lo comprendí. La operación no había resultado, y nunca más volvería a escuchar la risa de Áurea. Angel (The Corrs) She lived like she knew nothing lasts Didn't care to look like anyone else And she was beautiful, so beautiful I still hear her laugh like she's here Shower it down on all the young It isn't so wrong to have such fun Forever angel I hope they love you like we do Forever angel I'll be proud to be like you Be like you (I'll be proud to be like you) Does the sun shine up at you when you're looking down Do you get along with the others around It's got to be better than before You don't need to worry now you're gone Forever angel I hope they love you like we do Forever angel I'll be proud to be like you Be like you just like you And when I go to sleep at night I'll thank you for each blessed thing surrounding me For every fall I'll ever break Each moment's breath I wanna taste Confidence and conscience Decadent extravangance Never ending providence For loving when I had the chance Angel I hope they love you like we do Forever angel I'll be proud to be like you Forever angel I'll be proud to be like you Be like you I'll be proud to be like you