<$BlogMetaData$>

jueves, 7 de octubre de 2004

15.27 ¿Qué se hace cuando algo ha dejado de funcionar? ¿Cuando tu jersey preferido, ese del que no te despegabas el año pasado, se ha quedado completamente destrozado por el uso? ¿O cuando ha desteñido en la lavadora a una mezcla de lila y rosa chicle? Toda la vida me he dedicado a acumular cosas, recuerdos. Diarios, entradas de cine, notas clandestinas pasadas en clase, identificaciones para actos, la casa de muñecas que me construyó mi madre, artículos, fotos, entrevistas, incluso el primer bañador que me compré, o el primer sujetador que usé. Todas esas cosas han perdido ya su valor, incluso su razón para ser guardadas. Pero aún así las conservo. Cada vez que decido tirarlas hay una parte de mí que me pide que no lo haga. Y siempre acabo cediendo a ella. Sigo conservando esas cosas con la esperanza de que, al verlas, me traigan algo de lo que fui, de lo que viví. Igual que este blog. Todas las cosas tienen un objetivo primero. Y luego, ese objetivo va cambiando, adaptándose a tu evolución. Hasta que quedan transformadas en otros proyectos. ¿Y qué pasa cuando esos proyectos fracasan? ¿Cuando ya no son lo que eran? ¿Cuando ya no te provocan las mismas sensaciones? ¿Cuando empiezas a dudar de su utilidad? El Blog de Tindriel nació con una idea clara, que se mantuvo durante unos meses, y que luego, fue cambiando. Primero poco a poco, luego de golpe. Y, ahora, no sé muy bien si sirve realmente para algo. Aunque da igual, porque me resisto a cerrarlo. Al principio no iba dirigido a nadie en especial, luego sí. Pero eso tampoco importa. Como tampoco el hecho de que el destinatario final (sí siempre hay uno aunque no siempre sea la misma persona), lea o no los posts que escribo. O debería dar igual. ¿Alguna vez habéis deseado hacer algo realmente grande e inesperado? ¿Alguna vez habéis deseado romper con todo y empezar de cero? Yo sí, pero, o no me atrevo, o las ganas no son tantas, o, bien pensado, crea que quizás no me vaya a compensar. Así pues, ni hago un gran gesto, ni me quedo quieta. Ni cierro ni sigo como hasta ahora. Simplemente, rediseño y elimino opciones. A la espera de encontrar el nuevo objetivo.