Por fin...
Pues sí, gracias a Athair, que es un cielo, ya tengo el peluche que me representa:
Y a las nueve me lo llevaré (a Athair) a cenar a mi restaurante preferido. Miedo me da que no le guste nada.
Por otro lado, los planes para mi cumpleaños empiezan a peligrar, es lo suyo. Pero da igual, seguro que encuentro la forma de pasarlo bien esta vez.
Y poco más, que a dos metros de mí tengo un grupo de estudiantes de periodismo dispuestos a venir a mi mesa a que les explique qué es ésto de la edición. Y encima estoy sola. No pensé que hoy debutaría como profesora (je je je).
Bueno, sólo una última cosa: gracias por este año tan especial.
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