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jueves, 14 de julio de 2005

Magia

Ayer, como bien dice Athair en su blog fuimos a ver Hoy no me puedo levantar. Casi cuando están a punto de colgar el cartel de fin de temporada (el 17 de julio es el último día antes de irse de gira). Pero es que, aunque me gustan los musicales, éste no me atraía en exceso, la verdad. No por las canciones, ni por el productor o el guionista. El hecho de que fuera un montaje 100% español me quitaba las ganas de ir. ¿Qué queréis que os diga? La verdad, los espectáculos puramente nacionales a los que he ido eran bastante lamentables. En fin, el caso es que hace un par de meses Athair me comentó que le apetecía ir a verlo, así que me armé de valor y compré las entradas. Y ayer, tras largas horas de angustia en las que pensaba que iba a perder el dinero y las entradas, me vestí mi mejor sonrisa y allí que me fui. El espectáculo es lamentable. El guión es tópico, nada original y cargado de lugares comunes. La escenografía no es nada del otro mundo, salvo quizás la escena emulando al Cirque du Soleil, que tampoco es gran cosa. Hay actores, y personajes, para todos los gustos: el que lo hace bien, el que lo hace mal, el que es estridente, el gracioso... El vestuario, como debe ser, es hortera. El montaje audiovisual es algo cutre, y ya podrían haber hecho dos vídeos: con el protagonista y con su cover, para que no cantara tanto. Y, sin embargo... Sin embargo tiene magia. Porque la música es buena, porque las letras te llegan, porque es, en cierta medida, parte de la banda sonora de nuestra vida. Hay canciones de Mecano que no me gustan, otras que me dejan indiferente, algunas incluso que odio, pero hay otras que me encantan. Y ayer un teatro lleno hasta la bandera pudo comprobar como no soy capaz de reprimir las lágrimas cuando suenan determinados acordes o se cantan determinadas frases. Y mi llanto no tenía nada que ver con la historia que se estaba desarrollando ante mí, sino con la que se presentaba dentro de mí. Son canciones que me llevan a otros momentos de mi vida, que me recuerdan sensaciones, sentimientos, vivencias... Son, como ya he dicho, parte importante de la banda sonora de la película que es mi vida. Y escucharlas siempre es bueno. Porque te recuerdan lo que eras, y te hacen apreciar lo que eres ahora. Ayer tuve miedo en determinados momentos, porque, la verdad sea dicha, las adaptaciones se cargaron algunas de mis preferidas. Pero hubo otras que mejoraron, y mucho. Cuando Mecano era Mecano asistí a varios de sus conciertos, y en todos salí completamente emocionada. Era un gran directo. Y ayer pude asistir, en cierta medida, a otro. No eran los mismos. Pero la esencia estaba allí, y te llegaba. Gracias Athair, por querer ir a ver el espectáculo. Y por querer ir a verlo conmigo.